El candidato de la coalición Morena-PES-Panal a la alcaldía de Cuernavaca, Jorge Argüelles Victorero, cumple con el requisito de residencia que establece la Constitución Política del Estado de Morelos. Así, como por arte de magia, los consejeros del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac) terminaron con la controversia. En un acto de cinismo inaudito, decidieron que Argüelles ha vivido en Cuernavaca los últimos doce años, y que “no existieron” los cinco que entre 2015 y 2018 tuvo que haber residido en Jojutla para poder ser diputado federal por ese distrito. Impugnado hace un par de semanas por sendos partidos, hoy que éstos no recurran a otras instancias evidenciará que sus impugnaciones son simuladas. En la misma condición quedarán las impugnaciones del grupo de morenistas que integran el colectivo Cuernavaca –con su vocero Francisco Radilla– y de la empresaria de la educación particular, Magda Ponce Salgado. En medio del juego de “te impugnamos pero poquito”, la alcahuetería de la presidenta del Impepac, Mireya Gally Jordá, que para eso la pusieron. Y para la tranquilidad del ex diputado perredista y mano derecha del ex gobernador Graco Ramírez, Jorge Messeguer Guillén, quien, si cuentas pendientes dejó en la Secretaría del Transporte, la misma jugada del Impepac las canceló. Si algo claro queda, es que el domingo de enfrente la elección del alcalde será entre el candidato fuereño y los tres locales: José Luis Urióstegui (PAN; Sergio Estrada (Fuerza por México) y Antonio Villalobos Adán (PT). Además, no habrá el debate que le pondría sabor al caldo. Para que no se piense que Argüelles le saca la vuelta, Mireya Gallly ya pretextó que la ley no obliga al Impepac a convocar a que debatan los aspirantes a presidentes municipales… A LA politiquería se le olvida la existencia de los doce pueblos de Cuernavaca: Santa María Ahuacatitlán, Tetela del Monte, Buena Vista del Monte, San Lorenzo Chamilpa, Tlaltenango, Ocotepec, Ahuatepec, Amatitlán, San Juan Chapultepec, Acapantzingo, Atlacomulco, Chipitlán. La mayoría de esos pueblos conservan usos, costumbres y tradiciones que son un sincretismo –como ocurre en todo el país– entre las creencias prehispánicas y coloniales adaptadas a las exigencias y características de cada época histórica. Porque el desarrollismo urbano y desordenado hizo presa a estos pueblos, es necesario rescatar todo su acervo para convertirlo en motivo de fortalecimiento de su identidad y como parte de una integración sustentable a la vida capitalina. Y para ello no es necesario pretender que algunos sean designados como “pueblos mágicos”, por supuesto no. Pero sí en cambio se puede y debe trabajar en el mejoramiento de su imagen arquitectónica, en el reforzamiento de sus ferias tradicionales, en la identificación y rescate de sus valores autóctonas en materia de arte, artesanías y cultura propias. Podemos recorrer la docena de pueblos de la capital y encontrar, aquí y allá, tal clase de ejemplos. Con esto no afirmamos que están bien las acciones y programas en materia de salud, educación y seguridad así como recolección de desperdicios. Todo lo contrario, hace falta mucho más. Se necesita que el próximo cabildo capitalino sea sensible al llamado “espíritu de los pueblos” y, por supuesto, de Cuernavaca en su conjunto. Urgen pavimentación, alumbrado, drenajes, vialidades, buenas policías, etcétera, como también es urgente rescatar y fortalecer el espíritu del lugar donde vivimos y trabajamos, y lo mismo hacen o harán nuestros hijos y nietos. Por ahora, queda dejar el beneficio de la duda a los resultados que pueda dar el futuro presidente municipal de la sufrida Cuernavaca… (Me leen después).

Por José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

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