En mayo, cuando el calor se hace insoportable, deseamos que lleguen los aguaceros, pero semanas después, cuando un día sí y otro también diluvia, queremos que Tláloc cierre la llave. ¡Quién entiende a los humanos!
Aguaceros memorables: En sólo cinco horas, de las 11 de la noche del martes 25 a las 4 de la mañana del miércoles 26 de agosto de 2009, la lluvia intensa y el torrente acumulado desde Los Altos de Yautepec provocaron una crecida histórica. En 300 minutos pasaron como caballos desbocados 108 metros cúbicos de agua por segundo. Incontenible, la corriente inundó dos mil casas, dejó bajo el agua el mercado municipal, a cientos de comercios en el centro de la población y una veintena de escuelas inundadas. Nueve días antes hubo una alerta del incremento del cauce de hasta 7.8 metros. Los lugareños recuerdan una docena de colonias sumamente afectadas: Santa Lucía, Flores Magón, Itzamatitlán, Jacarandas, Ixtlahuacán, Felipe Neri, Centro Rancho, San Juan y Cuauhtémoc. En el primer cuadro de la población la crecida alcanzó quince calles con hasta 60 centímetros de agua y lodo, se derrumbaron dos viviendas, fueron reportadas al menos cinco bardas caídas y se acumularon cincuenta toneladas de basura. En Tlaltizapán desde las dos de la mañana se dio la voz de alerta por la crecida del río, y resultaron dañadas trescientas viviendas en la cabecera municipal, en Temilpa Viejo y Ticumán. Poco más de un año después, el martes 7 de septiembre otra inundación dañó un centenar de viviendas en Jiutepec y Yautepec. Desde entonces la furia del dios Tláloc no para. Además del luto por los familiares desaparecidos y las pérdidas materiales, quedan el daño psicológico y las enfermedades infecciosas. Es común que en clínicas y hospitales del sector salud atiendan a pacientes con hongos en los pies, ronchas y comezón en el cuerpo, ardor en los ojos, temperaturas altas, dolores en el estómago, niños con diarrea y otras enfermedades que proliferan después de inundaciones y desbordamientos. Los presupuestos de egresos de los gobiernos federal, estatal y municipales deberían prever recursos especiales para reparar los daños de los fenómenos naturales.
Pasada por agua una gran parte del territorio estatal, las lluvias continuarán hasta más allá de septiembre. Es normal que suceda en esta época, por lo que no hay por qué extrañarse. Activadas las señales de vigilancia en zonas donde los aguaceros acumulan agua y suele desbordarse el río Apatlaco y algunos canales de riego y barrancas, la supervisión se torna obligada en los municipios de Cuernavaca, Jiutepec, Emiliano Zapata, Temixco, Xochitepec, Puente de Ixtla, Jojutla, Zacatepec y Tepalcingo. Sobre tragedias causadas por los enojos de Tláloc tenemos experiencias personales. En junio de 2014, un par de días después de ser afectadas las viviendas de unas ochocientas personas en diversos puntos del estado, se colapsó el muro de contención junto a la unidad habitacional El Texcal. Reblandecido por la humedad y las vibraciones generadas por el paso de vehículos en el Paseo Cuauhnáhuac, en cuyo el tramo de la curva La Escondida las inundaciones eran frecuentes.
Inundaciones históricas: A fines de los noventa y principios del 2000 se desbordó el río Yautepec, y en 2013 el desbordamiento del Amacuzac causó daños graves. Según especialistas del clima, el período de crecida de los ríos en temporadas “normales” de lluvias eran cada diez años. La más grande inundación que se recuerde data de 1998, cuando la ribera del río Yautepec fue sobrepasada dos metros y fueron graves los perjuicios, pero no al grado de once años después, en agosto de 2009 cuando el caudal rebasó diez metros sobre las orillas del cauce.
El que ocurrió del 14 al 15 de septiembre de 2013 se consideró un “desbordamiento histórico” del río Amacuzac. Dejó en seis comunidades de ese municipio, de Puente de Ixtla y Jojutla a decenas de familias sin hogar, produjo pérdidas de ganado, cultivos y averías graves en caminos y carreteras. Cajones y Huajintlán (Amacuzac), El Coco y El Estudiante (Puente de Ixtla) y Tehuixtla, Chisco Río Seco y Vicente Aranda (Jojutla) fueron golpeadas despiadadamente por el agua. El registro de daños incluyó al puente La Fundición que comunica las comunidades de Tilzapotla, La Tigra y El Zapote en la sierra de Huautla... (Me leen mañana).
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