El incendio de estos días empezó en los cerros de Santo Domingo y pronto se extendió a las cercanías de San Juan Tlacotenco. Según el Centro de Mando del Comité Estatal de Emergencias y Contingencias, la conflagración estaba controlada en un 20 por ciento pero las ráfagas del viento la llevaron a la espalda del cerro del Tepozteco, de modo que las llamas pueden verse a kilómetros de la distancia. Como si se tratara de una maldición, el incendio coincidió con el deceso del alcalde de ahí mismo, Rogelio Torres Ortega, cuya muerte por Covid-19 trascendió ayer en redes sociales… Sucede cuando Ehécatl, el dios del viento mexica, sopla fuerte en tierras tlahuicas, atiza las llamas de quemas agrícolas, incendia predios boscosos, quema yerba seca.

En los primeros días de marzo de 2014, poco después de las ocho de la noche el Gobierno del Estado informó del deceso de Miguel Ángel David Rodríguez Bello, regidor de Protección Civil y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Tepoztlán. Alrededor de las 13:40 horas, las autoridades conocieron de un incendio forestal en la cañada del paraje Paso del Aire. De inmediato, unos veinte brigadistas de la Comisión Nacional Forestal y treinta voluntarios, entre ellos Miguel David, así como personal de Protección Civil Municipal, acudieron a sofocar el incendio. En forma sorpresiva el fuego alcanzó a cuatro de los voluntarios, al regidor, quien murió en el lugar, al igual que Rafael Cortés Jiménez, en tanto que dos brigadistas más resultaron heridos.

Los sobrevivientes fueron trasladados en helicóptero a Cuernavaca para ser atendidos en el hospital general José G. Parres. Autoridades estatales sostuvieron que el incendio fue provocado y dos lugareños fueron detenidos por este hecho, para ser investigadas. Aquella vez las llamas llegaron a escasos dos kilómetros, o menos, de la zona urbana de Tepoztlán, el humo intoxicó a decenas de personas y se extendió hasta los linderos de los municipios de Jiutepec y Yautepec… El incendio de 2016. En esa ocasión, con la cobertura mediática nacional a todo vapor, fueron necesarios seis helicópteros-cisterna de la Ciudad de México, del estado de México, de la Armada y el Ejército para arrojar agua y polvo extinguidor. Sólo así llegaron los chorros del líquido aniquilador a las peñas, cañadas y brechas de la intrincada sierra tepozteca para evitar una mayor propagación. Intervinieron 300 brigadistas de esas instancias, voluntarios de Tepoztlán y de municipios aledaños, además de los bomberos del mismo pueblo mágico y del vecino Yautepec.

Las escenas de aquella conflagración recordaron las imágenes de un año atrás, con el incendio de cuatro días que empezó un martes y fue controlado hasta el viernes. La coincidencia de que las conflagraciones de 2014 y 2016 tuvieron como presunto origen el descuido de humanos, trajeron a colación la necesidad de endurecer las acciones de prevención y las sanciones a que se hacen acreedoras las personas que provocan incedios. Pero nada de eso se hizo…

EL ex alcalde de Jiutepec, José Manuel Agüero Tovar, se halla bajo proceso penal, confirmada su condición de presunto delincuente por el Tribunal Superior de Justicia como acusado formal del delito de ejercicio ilícito del servicio público. Es por el asunto que la gente de Jiutepec conoce, y conoce bien: el presunto robo de la camioneta Jeep Grand Cherokee con valor comercial de medio millón de pesos que el ex edil utilizaba y desapareció misteriosamente del lugar donde era dejada estacionada en el Palacio Municipal, justo en las horas de la entrega recepción cuando Agüero se iba de la alcaldía y Rafael Reyes llegaba. Imputado por otra parte de violencia conyugal, Agüero podría victimizarse como “acusado político”, en la paradoja de granjearse votos de machos golpeadores de mujeres… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 

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