El tema tiene que ver con las que son historias recurrentes: Por fin, el dueño de un taxi robado tiene el cheque de la compañía que le vendió el seguro.

Lo ha conseguido no sin pocos trabajos, luego de semanas o hasta meses de que reportó el robo en la Fiscalía General de Justicia y llevó los papeles a la empresa de seguros.

Típico: el ajustador se la hizo “cansada”, pretextó la autorización de su jefe para empezar el trámite del pago de la póliza y el jefe anónimo trajo dando vueltas al cliente so pretexto de que su asunto depende de la aprobación de las oficinas radicadas en la Ciudad de México.

El concesionario de la agencia automotriz fue y vino, pidió la asesoría del “gestor” del sitio de taxis, gastó suela, dinero y tiempo pero como quiera recibe el cheque que, no obstante el seguro contratado, a la hora de la verdad no resulta de “cobertura total”.

Así que el coche que le fue hurtado no le será pagado a valor comercial, rebajado el precio un veinte o treinta por ciento en el famoso “libro azul”.

Sin embargo, algo recuperará y peor sería nada.

Además, por ley los taxis deben estar asegurados, miles en la zona conurbada de Cuernavaca y miles más en el resto del territorio estatal.

Para acabarla de amolar, como a diario se roban taxis, sobre todo Tsurus, las primas cuestan un ojo de la cara.

Pero cuando luego de semanas o meses la víctima logró superar la tramitología de la compañía aseguradora y está a punto de recibir el cheque, llegan al colmo de condicionarle el pago del documento a que compre al banco un seguro de gastos médicos, cómodo, en abonos mensuales, descontado automáticamente el primero al momento de hacerle efectivo el cheque que además no es endosable.

Los nombres de las compañías aseguradoras y los bancos son parte del diccionario transporteril.

Permisionarios de taxis y ajustadores de sitios que hacen trámites diversos hablan de negocios turbios de compañías que tienen aseguradas docenas de miles de taxis de Cuernavaca y del interior.

Pero poco pueden hacer.

Recurrir a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) es como volver a empezar, engorrosos, enredados los trámites, gratuitos, sí, pero costosos en términos de tiempo.

Una especie de impunidad en delitos de cuello blanco que no cesan ni en la pandemia… Después de corneado, apaleado o, valga la redundancia, revictamizadas las víctimas del delito de robo de vehículos.

Es decir: las y los a quienes les roban sus coches que además sufrir el calvario de los trámites tienen que presentar la denuncia en la Fiscalía, deben esperar días o semanas por el perito, ocasionalmente deslizarle un billete a éste y otro al fiscal para obtener por fin la boleta de la devolución del vehículo que sin embargo no podrá sacar del corralón antes pagar la pensión y el arrastre de la grúa.

Varios miles de pesos.

Y ‘ora sí que igual que la Chimostrufia, que como dice una cosa les digo otra: el diputado y presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, se puso la pila y en un paquete de iniciativas que presentó está una para las leyes de Víctimas del Estado de Morelos y la General de Hacienda Estatal que exenten del pago de gastos originados por maniobras, arrastre y almacenaje de vehículos recuperados… El año pasado se robaron en México 84 mil 133 vehículos asegurados, es decir, 230 diarios.

Las marcas más robadas fueron la camioneta NP300 y el Tsuru, de Nissan, el Versa de WV, el Aveo y el camión Kenworth.

Esto de acuerdo a cifras de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, en febrero.

¿Cuántos en Morelos? Menos mal que según el secretario de gobierno, Pablo Ojeda Cárdenas, en Morelos la incidencia delictiva va a la baja… excepto el secuestro… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

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