Los testarudos en el covid

Treinta y seis horas de cárcel más una multa de tres mil 500 pesos a las y los que no respeten la cuarentena por la pandemia del covid-19 en Cuautla, suena fuerte. Anunciado el acuerdo del cabildo por el secretario del Ayuntamiento, Alfredo Escalona Arias, ¿cómo lo harán? Dice que la Secretaría de Seguridad Pública armará una base de datos con los registros de llamadas preventivas a los infractores, y que a la cuarta vez será la vencida. Bien, pero de aquí a que eso suceda ya habrá pasado la emergencia sanitaria. En Cuernavaca, la sentencia de arresto para la gente callejera también será día y medio, pero mucho mayor el monto de la sanción económica: 43 mil 440 pesos equivalentes a 500 Unidades de Medida y Actualización (Umas). Un calambrote del alcalde Antonio Villalobos, para ver si así entienden las personas inconscientes, necias, irresponsables que, sin necesidad de hacer labores esenciales, andan en la calle con o sin tapabocas, expuestas a ser contagiadas y dispuestas a contagiar a otras. ¿Son legalmente procedentes los arrestos basados en los bandos municipales de policía y buen gobierno? No, pues contravienen las garantías individuales que tienen carácter constitucional, pero dadas las circunstancias el fin justifica el medio.

El presidente municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante, va más lejos. Considera urgente que el Gobierno del Estado decrete medidas más severas, como el “toque de queda”, para evitar que la población siga saliendo a la calle en plena emergencia sanitaria por el covid-19. La polémica alcanza al Gobierno Estatal, cuyo secretario Pablo Ojeda Cárdenas prefiere cortar por lo sano, asegurando que el Ejecutivo no aplicará medidas coercitivas que estén por encima de los derechos constitucionales para limitar el contagio de coronavirus… Globalizado, lo que sucede en Morelos y en cualquier parte del mundo se sabe en todo el planeta. A diferencia de, por ejemplo, la epidemia de Cocoliztli (Salmonela), que de 1545 a 1550 mató a aproximadamente 15 millones de personas, principalmente indígenas, los horrores de la pandemia de coronavirus trascienden de forma casi instantánea. Pero ya que los testarudos no se amilanan, tendrían que leer noticias aterradoras como esta de “BBC News Mundo”: 1 de abril.

La propagación del coronavirus está dejando imágenes desgarradoras por todo el mundo. En la ciudad ecuatoriana de Guayaquil se multiplicaron los testimonios sobre personas muriendo en las calles y cuerpos esperando días para ser recogidos en los hogares, a los miles de imágenes de ciudades vacías y hospitales colapsados impresas alrededor del mundo por la pandemia de coronavirus. El colapso del sistema funerario producto de esta crisis es de tal magnitud que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, debió conformar una fuerza de tarea conjunta para poder enterrar a todas las personas fallecidas. BBC Mundo se comunicó con algunos de los familiares y vecinos de las víctimas y los testimonios coinciden con aquellas dos palabras que Joseph Conrad destacó en su obra “El corazón de las tinieblas”: el horror, el horror. “Mi tío murió el 28 de marzo y nadie viene a ayudarnos. Vivimos al noroeste de la ciudad. Los hospitales le decían que no tenían camillas y falleció en casa. Nosotros llamamos al 911 y nos pidieron paciencia. El cuerpo sigue ahí en la cama donde falleció, porque nadie lo puede tocar ni nada de esas cosas”, cuenta Jésica Castañeda, sobrina de Segundo Castañeda… (Me leen después). 

 

 

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