¿Has escu­chado alguna vez sobre el sín­drome de ojo seco?, en las siguien­tes líneas te con­taré en que con­siste este pade­ci­miento, quié­nes son las per­so­nas más vul­ne­ra­bles, cuá­les son los sín­to­mas y el tra­ta­miento que se debe de lle­var a cabo.

Para empe­zar a hablar de ojo seco, tene­mos que men­cio­nar la pelí­cula lagri­mal, la cual se encuen­tra sobre la super­fi­cie del ojo y está com­puesta por una parte acuosa que pro­du­cen las glán­du­las lagri­ma­les y una parte lipí­dica que pro­du­cen las glán­du­las sebá­ceas que se encuen­tran al borde del pár­pado, y que cono­ce­mos como glán­du­las de mei­bo­mio.

Tam­bién tene­mos la mucina que va a ayu­dar a que se man­tenga pegada esta pelí­cula lagri­mal sobre la super­fi­cie del ojo, cuando habla­mos de ojo seco, es por­que hay una alte­ra­ción a este nivel de la pelí­cula lagri­mal. Sabe­mos que es una enfer­me­dad mul­ti­fac­to­rial, es decir, que hay muchas cau­sas que gene­ran este pade­ci­miento.

Esta enfer­me­dad se va a detec­tar más a mayor edad, en donde el género feme­nino suele ser más pro­penso y exis­ten tam­bién varios fac­to­res ambien­ta­les y exter­nos como la con­ta­mi­na­ción, uso de aire acon­di­cio­nado, de dis­po­si­ti­vos elec­tró­ni­cos, o enfer­me­da­des que se pue­den rela­cio­nar con este pade­ci­miento, como son las autoin­mu­nes, tal es el caso del sín­drome de Sjögren y la der­ma­ti­tis, el glau­coma que es un pade­ci­miento ocu­lar en la que se tie­nen que usar muchas gotas y esto pro­voca daño en la super­fi­cie del ojo, así como el ante­ce­dente de alguna ciru­gía refrac­tiva.

El ojo seco tam­bién puede ser más fre­cuente en pacien­tes que uti­li­zan len­tes de con­tacto, por lo que siem­pre se reco­mienda que si alguien va a usar len­tes de con­tacto no sea por un periodo mayor a 8 horas al día.

Hay que des­ta­car que sí es un motivo fre­cuente de con­sulta, en donde gene­ral­mente los pacien­tes refie­ren que tie­nen ojo rojo, ardor, dolor, come­zón ocu­lar o sen­sa­ción de cuerpo extraño y pue­den expe­ri­men­tar visión borrosa o una baja visión.

Tene­mos algu­nos cues­tio­na­rios que nos pue­den orien­tar para saber que tan sin­to­má­ti­cos están nues­tros pacien­tes y tam­bién tene­mos prue­bas que pode­mos rea­li­zar en el con­sul­to­rio, la más sen­ci­lla de ellas es la apli­ca­ción de un colo­rante sobre la super­fi­cie del ojo que nos per­mite valo­rar si hay peque­ñas ero­sio­nes o si la pelí­cula lagri­mal no tiene la esta­bi­li­dad sufi­ciente.

Exis­ten acti­vi­da­des dia­rias que pode­mos rea­li­zar para evi­tar pade­cer ojo seco por fac­to­res exter­nos, entre ellas se encuen­tra, en el caso de las muje­res, des­ma­qui­llarse con agua mice­lar y nunca con acei­tes o cre­mas, rea­li­zar una lim­pieza ade­cuada en el área de los ojos al momento de bañar­nos para evi­tar que las glán­du­las pue­dan taparse o infec­tarse, que la expo­si­ción a las pan­ta­llas no sea por perio­dos pro­lon­ga­dos y hacer pau­sas cada 20 minu­tos para ver a 6 metros de dis­tan­cia durante 20 segun­dos.

Este pade­ci­miento puede darse a cual­quier edad, pero es más común en per­so­nas mayo­res de 50 años, aun­que los niños no que­dan exen­tos sobre todo por el uso de dis­po­si­ti­vos digi­ta­les, por lo que son los padres de fami­lia quie­nes deben de con­tro­lar el tiempo que pasan en las pan­ta­llas y acu­dir en gene­ral por lo menos una vez al año al oftal­mó­logo.

Recuerda que, ante cual­quier pade­ci­miento, lo más impor­tante siem­pre será acu­dir con un espe­cia­lista, con el obje­tivo de que se atienda de manera opor­tuna y correcta.

Nos lee­mos en la pró­xima columna.

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