La Diócesis de Cuernavaca alertó a la población sobre la presencia de personas que se hacen pasar por sacerdotes y que cobran por realizar ceremonias religiosas, especialmente bodas, sin contar con la autorización de la Iglesia católica.
El vicario general, Tomás Toral Nájera, explicó que este fenómeno no es nuevo y que desde 2018 han identificado la aparición de “pseudo sacerdotes” en la entidad. Aunque algunos han dejado de operar, otros continúan ofreciendo servicios religiosos en jardines de eventos y se aprovechan de la alta demanda de celebraciones fuera de los templos.
Recordó que en ese año elaboraron una lista con al menos una docena de personas que actuaban de forma irregular. A la fecha han recibido reportes esporádicos en municipios como Cuautla, Yautepec y Jojutla.
Aunque no cuentan con un registro actualizado, advirtió que la presencia de falsos ministros persiste, por lo que pidió a los fieles verificar la identidad de quienes celebran sacramentos.
Subrayó que la validez de un sacramento no depende únicamente de la forma en que se celebra, sino de la sucesión apostólica que respalda a los sacerdotes legítimamente ordenados. “La defensa del sacramento es también la defensa de la validez de la apostolicidad”, afirmó.
Toral Nájera pidió a las personas que hayan sido víctimas de fraude que lo denuncien ante las autoridades. “No se dejen engañar. Si alguien lo defrauda, le corresponde al fiel hacer algo para que esto se detenga”, señaló.
En días recientes, se dio a conocer el caso de un falso sacerdote en Argentina que ya había sido denunciado en 2024 en Cuernavaca por el obispo Ramón Castro Castro, quien lo señaló por hacerse pasar no solo por sacerdote, sino también por obispo, médico e incluso policía. “Cuando se emite un aviso diocesano, estas personas suelen huir y actuar en otros lugares; por eso se requiere coordinación en toda la Iglesia”, apuntó.
Finalmente, el vicario general de Cuernavaca indicó que la Diócesis autoriza algunas bodas en jardines, pero solo cuando se cumplen todos los trámites que garantizan la licitud y validez del sacramento.
