El éxito de una tiendita no se basa solamente en su surtido o en la amabilidad de la gente que las atiende: es una combinación de varios factores que juegan a favor para que el negocio prospere y se convierta en el establecimiento de confianza de toda la colonia.
Si quieres aprender a crear una estrategia que te ayude a destacar frente a la competencia, entonces no te pierdas nuestra nota, ya que te enseñaremos cómo trabajar con lo que ya tienes, sin necesidad de empezar desde cero.
Atrapa la atención de las personas desde el inicio para que comiencen a interactuar con tu tienda, pero no lo hagas con promocionales estorbosos o poniendo productos al azar; mantén el punto de acceso despejado al menos dos o tres pasos hacia el interior, así tus visitantes no se sentirán invadidos, ni presionados a consumirte.
En lugares pequeños, esta práctica puede parecer imposible, pero vale la pena implementarla para que la gente navegue de manera más ordenada y sin chocar entre sí. Se vale también colocar un letrero que informe sobre las promociones activas o los nuevos productos, siempre y cuando sean atractivos y no lo satures con información.
Esta es una de las áreas donde más impacto se puede lograr con poco presupuesto, pues no requiere mobiliario nuevo, solo un poco de organización y retirar aquello que obstruya el ingreso.
Un buen acomodo va más allá del orden por categorías; responde a cómo las personas se mueven, deciden y compran dentro de tu tienda. Además, es algo que puede mejorar los tiempos de atención, ayudarle al cliente a que encuentre lo que busca, e incluso, facilitar el reabastecimiento
Considera puntos de calor (zonas en la que la gente se detiene más tiempo) y puntos fríos (partes que pasan desapercibidas) para que redistribuyas el inventario de un modo que favorezca el desplazamiento y fomente compras adicionales.
En cuanto al mobiliario, ¿conviene la estantería fija? La realidad es que limita cambios. En cambio, los módulos ajustables o con doble frente son útiles para redefinir la tienda con base en la temporada, el comportamiento de los clientes o la llegada de nuevas marcas. Gracias a proveedores como JM Villegas, podrás aprovechar el espacio y hacerlo 100% dinámico.
¡Cuida la altura! Evita poner los productos que más vendes en zonas muy bajas o en la parte más alta de los estantes; la “línea de visión” debe reservarse para lo que te conviene vender en mayores cantidades, no necesariamente lo que se repone rápido. Asimismo, acomoda cerca los artículos complementarios, por ejemplo, el vinagre junto a las botellas de aceite.
Es común que cuando alguien va a abrir una tiendita, adquiera mobiliario sin tomar en cuenta qué función va a cumplir en el recorrido del cliente ni si se adapta al tipo de mercancía. No cometas ese error: escógelo según el volumen, el tamaño y la frecuencia de movimiento del artículo.
Para productos pesados, como garrafones, convienen estructuras firmes, estables y resistentes al desgaste por arrastre. Si está en tus posibilidades, también prueba hacer un reacomodo de frutas y verduras en exhibidores.
La visibilidad es un punto importante: los modelos con diseño abierto permiten al comprador identificar lo que busca y comparar precios sin necesidad de tocarlos. En sí, el verdadero valor de un exhibidor está tanto en su capacidad para adaptarse a tu espacio, como en dejar a la vista lo que más te conviene vender y resistir el ritmo de tu operación diaria.
¿Por qué hemos hecho tanto hincapié en los elementos visuales? Su impacto no solo afecta el aspecto del establecimiento, igualmente, impacta en factores como cuánto tiempo se queda un consumidor y cuánto termina comprando.
La recomendación es que utilices colores cálidos en franjas de división por categorías o señalizaciones para brindarle un toque de energía al lugar, o bien, tonos neutros, como el blanco o gris claro para proyectar una sensación de orden.
¿Los materiales importan? Sí, y lo funcional no debe estar peleado con lo visual. Prioriza superficies duraderas y resistentes a la humedad, ya sea de colores claros, u oscuros, para disimular el desgaste o destacar los productos de tonalidades vivas.
Dale una lógica a tu tienda con el objetivo de que la gente sepa en dónde encontrar cada cosa y tú, como encargado, tengas un control sobre la gestión.
Nadie quiere entrar a un negocio que parezca descuidado o sucio, por lo tanto, debes procurar que tu tienda esté tan limpia como te sea posible y darle mantenimiento cuando lo requiere. En algún momento que no haya mucha actividad, siéntate a realizar un cronograma en el cual establezcas tareas diarias, semanales y mensuales.
Día con día, es esencial que quites manchas del suelo o el mostrador y desinfectes superficies de alto contacto como las manijas para abrir los refrigeradores y las terminales de pago. Semanalmente, revisa y limpia las áreas con menor accesibilidad (la parte superior de los estantes y las esquinas del local).
Para el mobiliario, recuerda quitarles la suciedad con los productos correctos, de acuerdo al material con el que estén hechos; también haz inspecciones periódicas que te permitan identificar cualquier tipo de daño, de esta forma, podrás prolongar su vida útil.
Prepárate para actuar
Ponte en los zapatos de los clientes y cambia todo lo que, desde esa perspectiva, no te parezca que funcione. Al llevar a cabo este ejercicio con regularidad para determinar qué artículos se mueven menos y qué mobiliario sí te ayuda, verás cómo aumentan las ventas de tu tienda.
¿Cuál es la estrategia que probarás primero?