Es un hecho que la competencia electoral ha iniciado. El presidente al lanzar a sus corcholatas en el mes de julio del 2021, dio el banderazo de salida. Rigurosamente seguimos el ejemplo del mandamás.
El estado de Morelos siguió la tendencia y el partido oficialista, aunque de manera desordenada, abrió las corcholatas locales. (Más bien destapó. (Curiosamente por qué no gusta el anterior concepto del destape). Aunque sin ser tan obvios como la presidencia, aparecieron claros mensajes de quienes podrían contender con la aprobación (y algunos sin ella) del gobernador y desde el centro, asumieron que les dieron chance a otros para que mostraran sus evidentes intenciones. Bardas, espectaculares y redes dieron cuenta de ello. La carrera comenzó, en una esquizofrenia en donde nadie debe darse por enterado, al mismo tiempo que todos lo sabemos. No dejamos de ser surrealistas, ni modo. Como la fecha en que se inicie formalmente la contienda está cerca, sería conveniente, para aquellos que pretenden conducir los destinos de los morelenses, se fueran aproximando a los temas que importan a los morelenses.
La pandemia afectó las rutinas escolares de las familias. Las que más lo resintieron, por supuesto, fueron las de bajos ingresos al no tener acceso a  computadoras, internet, teléfonos inteligentes o tabletas. Seguir en línea las clases simplemente les fue imposible .
La UNESCO en el  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PENUD), publicó un documento: “COVID-19 Y EDUCACIÓN EN MÉXICO” que analiza el impacto que tuvo la pandemia en la educación, con interesantes resultados y líneas para la construcción de políticas públicas.
La investigación hace énfasis en las razones del abandono y el truncamiento escolar; el efecto de la pandemia en el tiempo dedicado a las actividades escolares; el efecto que tuvo en el uso del tiempo; los efectos en el retorno a los estudios en el corto y largo plazo; analiza las consecuencias de la pandemia de la suspensión de clases presenciales y propone recomendaciones para la construcción de políticas públicas.
El documento parte de un diagnóstico de la situación de la educación en México antes de la pandemia. En el 2019, México era el país que menos invertía por estudiante entre los países de integran la OCDE. La inversión en infraestructura era patente. Con datos del extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, señala que más del 60% de las escuelas no tenían conexión a internet y ni siquiera taller de computación. Ante ese panorama se vieron afectadas con suspensión de sus actividades 257 mil 518 instalaciones públicas y privadas. 36.3 millones de alumnos no pudieron acceder a sus clases. Súmele la falta de capacitación en el manejo de las técnicas digitales. Las poblaciones rurales y desfavorecidas les fue peor.
El estudio muestra cómo afecta la pandemia en la nutrición, la salud mental mental, abusos y violencia y la socialización. En cada rubro el impacto es desalentador.
El impacto futuro de los salarios es preocupante.Se calcula que las pérdidas salariales irán del 8% al 15.8% de los ingresos futuros de la población que están entre los seis y los 18 años.
¿Cuál será la estrategia para hacer frente al reto de recuperar el tiempo perdido? ¿Tendrán en mente los aspirantes a gobernar algo en mente?
Las propuestas que plantea el documento del PENUD para la construcción de políticas públicas deberían ser tomas en cuenta. Lo que está en juego no es menor. Se trata de reducir el abandono escolar, recuperar los aprendizajes perdidos y fortalecer la resiliencia del sistema educativo.
Los aspirantes a gobernar deberán ir más allá de mostrar su imagen  (con recursos públicos). Deberán mostrar con algunos indicios de cuáles son sus prioridades. Esperemos que la educación sea una de ellas. Que sepan cuál va ser la participación del gobierno estatal en la recuperación del tiempo perdido.

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