La falta de conocimiento de la realidad morelense y de su historia hace que los funcionarios venidos de fuera metan la pata de la manera tan torpe como lo han hecho los funcionarios del Instituto de Antropología e Historia en la comunidad de Tepoztlán.

Si bien Tepoztlán es un municipio, y todos recordamos las luchas de este pueblo guerrero a través de la historia, desde el mítico tepozteco hasta la idea de hacer un gran club de golf en sus inmediaciones, en la época del general Carrillo Olea; todos recordamos cómo el pueblo no sólo no lo permitió, sino que se separó de la constitucionalidad a la que estaba adscrito al declararse Pueblo Independiente, sacó a los funcionarios en funciones, formó un Consejo Municipal no electo en el Congreso del Estado, sino por una asamblea del pueblo que cerró la circulación por su territorio con barricadas para impedir la entrada de policías y ejército, y se mantuvo al margen de la ley, expulsando a los miembros del Ayuntamiento electo.

La historia nos señala a Tepoztlán como un pueblo de lucha, donde la voluntad de la Asamblea de Comuneros y tepoztecos es fundamental para su funcionamiento; nunca se han dejado y luchan porque se les respete como población.

Recuerdo cómo con mucho esfuerzo y con una voluntad férrea logramos varios consejeros del entonces Instituto Estatal Electoral poner el Consejo Municipal en la localidad y, con la participación del Ing. Antonio Barragán, logramos regresar a esa población a la constitucionalidad.

La fuerza del pueblo tepozteco tiene anécdotas como que secuestraron a los funcionarios del Gobierno del Estado y los tuvieron detenidos, en un movimiento en el que la participación de la comunidad tuvo una determinación de independencia.

En esa época, el gobernador al ver imposible que alguien entrara en la población de la capital del municipio dio instrucciones de que se pusiera el Consejo Municipal en Santa Catarina a lo que los que fungíamos como consejeros del IEE; no estuvimos de acuerdo y, a pesar de que nos amenazaron, su servidor a la sazón presidente de la institución, con Clara Pérez Santana y con Humberto Valverde Prado como consejeros, nos presentamos y pasamos las barricadas y nos reunimos con los dirigentes, a los que convencimos de llevar a cabo la elección constitucional e instalar el Consejo Municipal en la cabecera.

Por eso, ¿cómo se les ocurre a los del INAH hacer las cosas sin saber?; lo único que lograron fue echar por la borda el Proyecto de la Zona Arqueológica del Municipio, por lo que la Asamblea General del pueblo decidió que, por tomarse atribuciones que no le corresponden, habrá de costarle al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia Morelos un juicio agrario de restitución de la Zona Arqueológica del Tepozteco ante el Tribunal Unitario Agrario; así lo determinó hoy la Asamblea Ordinaria de Comuneros. Agustín Rojas Cuevas, en su calidad de presidente de dicha representación comunal, expuso el problema, explicando que la comuna local le había expuesto las pretensiones del INAH con la interrogante “¿Ustedes les dieron permiso?”, siendo la respuesta inmediata un “No, de ninguna manera...” Entonces, realizadas las investigaciones, se llegó a la conclusión de que una vez más el INAH pretendía servirse con la cuchara grande, lo que determinó se realizará una asamblea.

El INAH enojó a los tepoztecos, ya que tenía en marcha su “megaproyecto” sin consulta, ni al pueblo ni a sus autoridades. De entrada, se puso una tienda como la de las autopistas, una en Axitla donde se encuentra el área cívico-religiosa del Altépetl de Tepoztlán. De ahí, INAH contrato una empresa de maquinaria pesada para abrir brecha por el “Paso de los Conejos”, en la comunidad de San Juan Tlacotenco hacia la citada zona arqueológica, donde seguro abriría otro “changarro” a sabiendas de que este lugar desde el año de 1987 fue declarado Área Natural Protegida. Por esta razón es que, informados los comuneros del proyecto de la dependencia federal, repudiaron la presencia en la asamblea de los enviados del INAH, mismos que se concretaron a decir únicamente que se disculpan por los hechos, pero jamás mencionaron que frenarían sus obras por respeto a la voluntad de los tepoztecos. En corto, uno de ellos hizo mención de que dicho desarrollo traería beneficios al pueblo de Tepoztlán y quiénes lo escucharon contestaron: “Los tepoztecos no nos estamos muriendo de hambre; de hecho, el INAH nada nos da, todo nos quita. Ese desarrollo (camino y tiendas) traería más asentamientos humanos, necesidades como introducción del agua potable, electrificación y basura, más basura, inseguridad y no, no lo queremos...” Así se hicieron otros comentarios, la mayoría ya conocidos: “Tepoztlán no se vende, se ama y se defiende...” Refiriéndose a su modo de vivir tranquilos, con esa enorme riqueza natural, histórica, cultural, religiosa y gastronómica. Por ello, unísonos los comuneros y tepoztecos en general están de acuerdo en firmar la demanda de restitución de la zona arqueológica del Tepozteco, por años explotada por el INAH, inmueble que se le dio en resguardo pero sólo han hecho riqueza sin regresar nada a los tepoztecos. Además, está institución no tiene por qué hacer caminos, ni construir en sitio del que ni un centímetro le pertenece. Eso es lo que se vivió hoy en el Pueblo Mágico de Tepoztlán.

Grave error que pagarán por la falta de conocimiento de lo que es Morelos y su gente, así como en Huesca. En la tierra de Zapata hay cosas que no puede hacer cualquier, sea quien sea. ¿No cree usted?

 

Teodoro Lavín León
lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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