Si algo no existe en Cuernavaca es la vialidad, hay abandono de las autoridades en referencia a muchos temas, pero uno de los más abandonados es la vialidad. El caos en que se ha convertido circular por la ciudad es verdaderamente alarmante; primero no hay respeto por la autoridad, los “mordelones” -porque eso son los policías viales en moto- sólo se dedican a morder, pues se quejan de que tienen que repartir con los jefes; pero el caso es que nada más están pendientes de ver a quién atracan y lo hacen primordialmente a los turistas, mientras las autoridades de turismo hacen como que no se dan cuenta de lo que sucede.

Los carros circulan sin placas, las motos con varias personas encima y sin placas, sin casco y con niños que son expuestos a un verdadero peligro, te rebasan por la izquierda, la derecha o por donde les da la gana, y si hay accidente tú pagas.

Los operadores de los autobuses se paran donde quieren, circulan por la izquierda cuando deberían de hacerlo sólo por la derecha, mientras los taxistas no hacen nada por observar las reglas de tránsito y, por el contrario, se meten en sentido contrario, se paran en doble o triple fila, no respetan los altos y hacen lo que les da la gana. ¿Y la autoridad?, bien, gracias; no hay quien les diga nada.

En el centro, desde Matamoros, Morelos y la calle de Guerrero, los policías brillan por su ausencia, se la pasan quitando placas, lo que es un delito, pues el dueño del carro las compro, pero como en este país la ley no se respeta, la costumbre es quitarlas; y si te vas a la denuncia en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, después de un mes te regresan tu placa sin cobrarte nada, pero es una monserga el estar denunciando al Ayuntamiento que la hace cansada para que mejor pagues, pero nadie de todos los elementos que cobrarán está pendiente de la vialidad.

Si de por sí la ciudad está hecha para que circulen carretas y no automóviles, porque las calles son verdaderamente angostas, la supuesta remodelación de las arterias del centro -que quedaran sin arreglar a las orillas de las dizque arregladas- ya se les olvidaron, pues al parecer no daban lo suficiente para el “negocio”.

Vivimos en la ciudad con el mejor clima del mundo, pero la realidad es que la ciudad está abandonada, fea, muy sucia y pesimamente iluminada, decir lo contrario sería mentir; y a ello le agregamos la constante de que la autoridad municipal la tiene abandonada en lo que a pavimentación se refiere. Dígame usted cuántas calles hay en Cuernavaca que verdaderamente sean dignas para circular, ya no digamos por su arreglo de sus camellones, sino en las cuales no existan grandes hoyos o el pavimento esté reventado; creo que son cinco o seis, y la mejor es la calle de Morelos que se remodeló en la parte de Las Palmas hacia arriba con cemento hidráulico, se hicieron fuentes alrededor (que no funcionan más que como basureros) y por las banquetas hay que caminar con la vista fija, sí, pero en el suelo porque lo más seguro es que te tropieces y ruedes si no te fijas.

Las calles recién remodeladas en la anterior administración gubernamental son Guerrero, que quedó bastante mal, y Lerdo de tejada, así como Rayón. En este régimen fue Morrow y quedaron como estaban las dos pequeñas de Comonfort, que desde luego están verdaderamente mal; las fachadas están en toda la ciudad sucias y abandonadas, no hay una política pública para darles uniformidad. Si bien la ciudad no tiene edificios coloniales en demasía, el abandono a que cada quien haga lo que quiera ha permitido el caos en el entorno de la calle de Matamoros, que tenía un diseño de la época mesoamericana y se acabó con el “negocio” de Graco y compañía, sin darse cuenta de la importancia de las salidas de cada una de las esquinas para detener el agua de los grandes aguaceros en Cuernavaca; y cuando tengamos un accidente grave que se lleve a algunas personas, como lo escribimos desde que se estaba construyendo, ellos serán los responsables. Y el gobierno estatal no ha podido meter al “bote” a esos sinvergüenzas, a pesar de la gran cantidad de robos que cometieron.

Así las cosas, vivimos en una ciudad en la cual cada quien hace lo que quiere. Los camiones que circulan son demasiados, los propios dueños de los mismos lo han señalado, pero en el caos todo se vale y las carcachas, sucias, descuidadas y contaminantes, que circulan acaban con el medio ambiente. Además, tenemos las terminales foráneas en el centro y ésta es la única ciudad de este país que no tiene una central camionera porque negocio o el porcentaje que sueltan de “lana” es muy fuerte, por lo que nadie se atreve a ponerles un hasta aquí. Así será la mordida. En fin, que no hay autoridad, por ello es el caos en que vivimos. ¿No cree usted?

 

Teodoro Lavín León
lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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