Al parecer, las cosas en el Congreso no están saliendo como se esperaban, ahora resulta que, a pesar de todo lo que se dijo, no han podido fijar todavía los delitos que cometieron los miembros de la anterior legislatura y los diputados están buscando ya cómo lucirse, dependiendo de su comisión.

Lo que los ciudadanos estamos esperando es que hagan algo con todas y cada una de las irregularidades, no sólo la de las pensiones doradas, sino de todas las que aprobaron los ahora ex diputados al final del régimen -que en verdad se despachó con la cuchara grande- y, desde luego, es evidente que buscaron únicamente el beneficio de quienes les dieron órdenes, sin importar que tuvieran derechos o no.

El que se pague lo que debe pagársele al Instituto de Crédito, para que los trabajadores tengan los derechos que les da la ley, desde luego que está bien, pero nosotros los ciudadanos estamos esperando más de los legisladores; esperamos que acaben con las injusticias que, de manera arbitraria y con la más alta impunidad, aprobó la anterior legislatura.

Que se revise el gasto de los tres años pasados, del que no hay ninguna información porque la Ley de Transparencia se la pasaron por el arco del triunfo, y que en verdad se conozca la manera en que se repartieron el dinero. Ya el día de ayer comenté la forma en que lo hicieron con los últimos 60 millones de pesos que quedaban en sus arcas, dicho esto por alguien que estaba dentro de la tesorería del propio Congreso.

¿Cómo está lo del Fideicomiso para el Apoyo a los Municipios? Se dice que ahí hay un gran fraude y, desde luego, hay que revisar de dónde ha sacado tanto dinero el auditor superior para ahora ser tan rico, cuando no tenía nada antes de ejercer el cargo; si se va a fiscalizar, que se dé a conocer con qué bases y de qué manera.

La verdad es que los legisladores nuevos tienen mucho trabajo y mucho de éste es especializado y no fácil de llevar a cabo, pero si empiezan con declaraciones alegres y nada de resultados, iremos de mal en peor. Decía un amigo que cada tres años decimos que fue la peor legislatura de la historia, y así es. Esperamos que los miembros de la actual lo hagan al menos con más ganas de servir que de servirse.

Tienen muchos pendientes, pero lo importante ahora es que no se les pase el tiempo para exigir responsabilidades a los que les dejaron el cargo, pues en verdad es algo que todos estamos esperando. La esperanza es mucha, no dejen que perdamos la fe en las nuevas autoridades. ¿No cree usted?

 

LAS TRANSAS

SALEN A RELUCIR

Sin duda alguna, cada día se irán conociendo los pagos sin justificante que el corrupto gobierno de la pésima visión hizo para beneficio exclusivo de los suyos. Ahora sabemos que le compró a un general –un cuate- de la Secretaría de la Defensa Nacional un terreno que nunca sirvió para nada, pero gastó 50 millones de pesos para quedar bien; al mismo tiempo, todos vimos la nota en primera plana de un diario nacional donde se comentaba el sobreprecio pagado por el terreno para la sede del Congreso. El escándalo se vino encima y hasta cambios hubo en el gobierno, buscando un chivo expiatorio y, con el tiempo y el control de los medios, al final nadie dijo nada más y sí se utilizó el terreno para construir la sede del Congreso, obra en la que, supuestamente, el gobierno se gastó los 500 millones autorizados, pero que nunca la terminó, aunque oficialmente dio la obra por concluida. Ahí hubo tanto negocio que el “príncipe”, la rata inmunda hijastro del ex gobernador, buscó a un extraordinario artista y le ofreció comprarle una escultura carísima para el inmueble, siempre y cuando le diera una factura por el doble del costo; el artista no aceptó y lo mandó por un tubo de una manera discreta, provocando la molestia del “junior”. Así se manejaban las cosas.

Ahora nos enteramos de que en el año de 2014 el gobierno erogó un total de 86 millones de pesos para la construcción de un “Centro de Reinserción Social de Mediana Seguridad”, en el Municipio de Yecapixtla, que nunca se construyó en realidad. Nos informan que le pagó a la empresa “Proyectos, Estudios y Coordinación S.C.” 36 millones para que hiciera un estudio de factibilidad de dicha obra, y en adjudicación directa la empresa mencionada dictaminó que ésta era totalmente viable, pero el Centro de Readaptación Social de Yecapixtla nunca se construyó, debido a que el presidente municipal, de extracción panista, no permitió que el “príncipe” Gayosso hiciera de las suyas en el municipio. Por lo pronto, en opinión de un experto en arquitectura penitenciaria, ese reclusorio no debía costar más de 10 millones de pesos.

Salieron buenos sólo para la transa. ¿No cree usted?

 

Por: Teodoro Lavín León

lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

 

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