Sin duda alguna, que Evo Morales haya tenido un trato tan especial del gobierno mexicano ha traído controversia en muchos sectores de la población.

La tradición de la política mexicana de dar asilo político a diferentes líderes del mundo es y ha sido una tradición; pero, desde luego, no deja de ser una preocupación para quienes ven que el régimen va más hacia la izquierda.

La renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia dejó al desnudo lo que es el gobierno mexicano, que en 24 horas mostró protagonismo, improvisación y precariedad en análisis y oficio diplomático, al mismo tiempo que construyó una coartada para defender los intereses y el proyecto de nación del presidente Andrés Manuel López Obrador. En lo que parecía una confusión sobre los sucesos en esa nación, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aseguró que lo que sucedió en Bolivia fue un Golpe de Estado.

Lo sensato sería analizar el hecho con detenimiento. “Todo el asunto tiene su inicio en el reporte de la Organización de Estados Americanos en relación al reciente proceso electoral en Bolivia. Después de ello, el presidente Evo Morales propuso que se realizaran nuevas elecciones, cosa que el gobierno de México vio muy bien… a fin de resolver por vía de unas elecciones los diferendos existentes. Posteriormente, el Ejército de Bolivia pidió la renuncia del mandatario, y el presidente Evo Morales resolvió presentar su renuncia para evitar una guerra civil. Por consiguiente, es un golpe porque el Ejército pidió la renuncia del presidente y eso violenta el orden constitucional en ese país”.

Lo podemos ver de esa manera, nadie lo niega pero el problema no es ese, sino que en realidad se omitieron análisis más fundamentados sobre los hechos –probablemente deliberados–, así como las acciones de otros gobiernos de la región, que los desnudó internacionalmente pero arropó domésticamente.

Evo Morales renunció de palabra –hasta el lunes la entregó a la Asamblea Legislativa–, por lo cual, cuando expresaba México su posición, seguía siendo presidente y por tanto era apresurada.

El argumento del golpe de las Fuerzas Armadas, fue que sólo éstas pidieron que renunciara Morales, no todo el gobierno y el Legislativo. No lo depusieron, ni instalaron una Junta Militar en su lugar, ni suspendieron garantías. No salieron a las calles para evitar caos y violencia, ni decretaron un estado de excepción, o tomaron control del gobierno o de las comunicaciones, ni censuraron los medios de comunicación o prohibieron las reuniones.

Ebrard se apresuró a ofrecerle asilo político a Morales, aunque el presidente había dicho que no se iba a ir de Bolivia. Nadie le había pedido a México que lo asilara, con lo cual pierde la fuerza política que, en caso de solicitarle que lo recibiera, capitalizaría su aportación para apaciguar la violencia y contribuir a la pacificación.

Bolivia es un país donde estuve recientemente, extremadamente pobre a pesar de que su naturaleza es bellísima pues tiene paisajes y lugares hermosos, pero el retraso del país es claro y lo ves todos los días; nada más hay que pasar por el alto en la propia La Paz para darse cuenta de la miseria que existe en el pueblo boliviano.

Tiene lugares espectaculares como Laguna Colorada o el Salar de Oyuni, el más grande del mundo, pero la población vive de manera muy pobre, las comunicaciones son malas y, a pesar de que existen dos tres carreteras nuevas, la mayoría aún son de terracería. Sucre quizá es la parte más desarrollada del país por estar más pegada a la Argentina, pero la pobreza se nota.

Entonces no entiendo por qué el gobierno mexicano tiene que gastar en mandar un avión de la Fuerza Aérea por un pasajero que, por la información que ha circulado en los últimos días, tiene más de 400 millones de euros, que ya los quisiera la mayoría del pueblo mexicano, según declaraciones de un empleado del Banco del Vaticano. Quisiera preguntar cómo se llega a tener esa cantidad de miles de millones de pesos, pues no es fácil. ¿O será que el presidente Evo, como lo señala una fotografía publicada en las redes sociales, tenía negocios con Pablo Escobar y con el Chapo Guzmán?

¿Si el ex presidente estaba en el negocio del narcotráfico se justifica que México lo dé asilo y mande un avión especial para rescatarlo? La verdad no lo entiendo, aquí lo hacemos una víctima y al parecer tiene más recursos que el propio gobierno mexicano; habría que analizarlo bien y ver de todo lo que se ha publicado qué es verdad y que no, porque si es cierto lo publicado en redes sociales, la verdad no entiendo a nuestro gobierno. ¿No cree usted?

 

Teodoro Lavín León
lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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