No cabe duda de que a todo mundo se le hace muy fácil decir que puede realizar tal o cual actividad sin tener la experiencia necesaria para ello; así, ahora muchos piensan que es muy fácil gobernar, nada más porque tienen buenas intenciones y creen que es lo más simple del mundo.

Si algo hay complicado en esta vida es el oficio político, por ello los grandes pensadores, como Maquiavelo y su gran oficio, por lo que a la fecha nos gusta seguir leyendo y estudiando sus textos acerca de la ciencia política. De ahí la importancia de los grandes, de los estrategas y de los que, a través de los siglos, han llevado las riendas de diferentes estados o países en el mundo.

Hasta para ejercer el oficio más antiguo del mundo, la prostitución, es necesario tener oficio para practicarlo adecuadamente, y en la mayoría de las diferentes especialidades que el ser humano se da como trabajo en la vida, hay que practicarlos y entrarles; no sólo se aprende en las facultades, sino en el trabajo mismo, y eso es lo que todos llamamos oficio.

Oficio Político es una vocación de servicio inspirada en la idea de mejorar las circunstancias que te rodean. Oficio Político representa el valor agregado del servicio público; marca la diferencia entre aquel actor consciente y preocupado de las consecuencias de sus acciones y aquél que simplemente actúa. El Oficio Político es la entrega adicional de cada individuo en sus metas diarias, de tal forma que todos pueden contar con tan loable oficio.

Aunque es proporcionalmente desprestigiado, no sólo en México sino en el mundo, este oficio otorga, de manera constante, una ventana de oportunidad para elevar los niveles de confianza en política, alentar la participación ciudadana, promover la calidad en el debate público y, por tanto, eficientar la aplicación, coordinación y vigilancia de las acciones públicas de un gobierno.

El Oficio Político debe incorporarse como prendedor en la vestimenta de cada ciudadano. El Oficio Político debe lograr diferenciar y hacer resaltar a aquel ciudadano que se desenvuelve de manera socialmente responsable, minuto tras minuto. El Oficio Político es una característica, una virtud que todos los mexicanos -políticos, empresarios, maestros, campesinos, profesionistas, jóvenes, adultos y adultos mayores- debemos considerar cada vez que deseamos regalarle a nuestro país la posibilidad de un mejor futuro.

El oficio político, ahora basado en la ciencia política ha crecido de manera exponencial en el mundo. Grandes pensadores desde Fouche, Maquiavelo, J.C. Rousseau M. Weber y los romanos clásicos nos enseñan de él a través de la historia. Han existido grandes políticos que han cambiado la faz del mundo, así un Churchill o una Golda Meier o líderes como Gandhi o los propios latinoamericanos como Morelos, Bolívar y, más contemporáneos, Kennedy y grandes pensadores como Voltaire, Montesquieu y especialistas en la materia: los ahora llamados politólogos.

En un principio, habría que aclarar que ser politólogo no es ser político. Puedes ser político sin haber estudiado la carrera de Ciencias Políticas y viceversa.

¿Qué hace un

politólogo?

El politólogo se forma en diferentes ramas sociales y humanísticas relacionadas con la gestión de los asuntos de interés público que se encuentran conectados con el conocimiento de los Estados y la Administración Pública.

El politólogo usa la ciencia política, una disciplina que defiende los grises y no extrema en ningún aspecto.

El profesional politólogo investiga la realidad social y política que le rodea para remover las bases y luego evaluar el posible desarrollo de diferentes políticas públicas o aspectos que afecten a diferentes colectivos.

Dicho de otra forma, el papel del politólogo se basa en el estudio y la comprensión de la sociedad civil y en analizar las consecuencias que conlleva la implantación de medidas públicas en sus vidas.

El papel del politólogo es estudiar cómo se relacionan las políticas públicas para ofrecer diferentes opciones favorables, viables y razonables, con el objetivo de mejorar la forma de tomar decisiones.

Este profesional tiene conocimientos específicos de temas políticos, pero también una sólida formación en materias como Sociología, Relaciones Internacionales, Administración Pública, Economía, Historia o Derecho, lo que le da la oportunidad de observar su alrededor de forma crítica y global.

El politólogo se forma igualmente en antropología, psicología política e historia política, entre otras materias, para impedir que los prejuicios se apoderen de sus críticas y buscar siempre la imparcialidad.

Como ya hemos indicado, los planes de estudio de las facultades de Ciencias Políticas abarcan una amplia variedad de asignaturas de diferentes disciplinas dirigidas a estudiar, analizar y comprender la mejor forma de influir en las distintas relaciones sociales desde un escalón más alto.

Por eso, para gobernar se necesita experiencia política, o de plano una sensibilidad natural extraordinaria para la misma, lo que se da muy pocas veces. ¿No cree usted?

 

Por: Teodoro Lavín León  

lavinleon@gmail.com   Twitter: @teolavin

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