Ayer apareció una nota en las redes digitales en que habla de un malestar en la cuarta trasformación por la aparición del ex gobernador Graco Ramírez en el equipo del que será gobernador de Baja California.

Desde luego eso no tiene por qué extrañar a nadie, acordémonos que Graco hizo campaña a la sombra de Andrés Manuel López Obrador cuando fue candidato a gobernador y traicionó como acostumbra, por lo que más tarde siendo gobernador y en una visita del hoy presidente de la república este último dijo que era la prostituta de la política mexicana, así lo calificó el ahora presidente, así que no es de extrañar su molestia por habérsele pegado como acostumbra al ahora gobernador electo de Baja California, es más, se dice que es el autor de la violación a la ley y que fue el que le dio la idea de aplicar el método que él uso durante su sexenio de comprar al congreso para que hiciera lo que él quisiera.

La mala fama del ex gobernador es grande y su soberbia y prepotencia es manifiesta en cualquier lugar que pisa, en Morelos no lo quieren ni los perredistas ni aquellos que benefició con grandes sumas de dinero porque al final siempre eran estafados por el hijastro que se volvió el recolector de los recursos familiares.

El gobierno actual ha señalado no uno sino miles de faltantes en la administración pública y un gran cantidad de violaciones a la ley, pero la fiscalía anticorrupción que él designo hace como que hace y no hace nada.

Por ello se supone que la extensión del mandato de Jaime Bonilla en Baja California que abrió una inexorable polémica, no sólo por la discusión en torno a la legalidad o la constitucionalidad de la definición del congreso local, sino por el modo en que se definió esa votación: sesión a puertas cerradas y en una sede alterna, instalada en el Ayuntamiento de Rosarito que es totalmente ilegal.

Todo sucedió tan rápido y en un extremo del país que cuando Morena se dio cuenta de este último dato que de manera clara no pasó por alto en la militancia de Morena, porque es una práctica que se alinea a la perfección con las travesuras de Graco Ramírez, el ex gobernador de Morelos que logró colarse como asesor de Bonilla. El perredista tiene un largo historial de iniciativas aprobadas de esta forma: en sesiones de madrugada, moviendo a los diputados a sedes sorpresivas y en votaciones casi secretas.

Para colmo los miembros de Morena han declarado que en sus filas crece el malestar por la presencia y la influencia de este personaje en las filas de Bonilla. Graco logró colar a su hijo, José Domingo en el equipo de transición de Bonilla, una decisión que incluso generó asombro en algunos asesores de Palacio Nacional y que ha merecido el rechazo unánime del partido y sus partidarios.

Córdova reprochó a Morena por poner a consulta la Ley Bonilla: “No sustituyan elecciones”.

El prontuario de Ramírez es interminable, todos están de acuerdo que es un verdadero hampón y sus métodos son muy claros nada más hay que ver la reciente historia en el estado. Quizás el caso más emblemático fue la toma de deuda por 2,000 millones de pesos que autorizó el Congreso de Morelos, en una polémica sesión de madrugada y desde luego a puertas cerradas. Con ese último endeudamiento, Graco cerraría su gestión con un endeudamiento de más de 700% pero lo peor que la pobreza creció de manera exponencial y nadie sabe dónde quedó ese dinero que debería de ser para los morelenses.

Nada más hay que acordarse del escándalo cuando el temblor que acabó con muchísimas casas de morelenses y la acusación de la sociedad civil de cómo se estaban robando la ayuda que mandaron de diferentes partes del país y del extranjero, pero no fue el único caso. Al cierre de su gestión, el Congreso de Morelos también daría pensiones de privilegio al Gabinete de Graco, también en sesiones de madrugada y a puertas cerradas. “Es una tendencia, casi una obsesión que tiene Ramírez”, se quejó un militante de Morena en Baja California, que exige la remoción del perredista de las filas de Bonilla.

Su cinismo es tan grande que por ello los militantes de Morena están molestos quienes señalaron: “Apoyamos toda la campaña y ahora debemos soportar a Graco, que hasta hace muy poco apoyaba a Kiko Vega”, fue la queja generalizada se quejó, en referencia a los apoyos públicos que el ex gobernador perredista daba a la alianza de gobierno que antecedió a Bonilla.

En efecto, Ramírez decía que Kiko Vega representaba “el segundo jalón democrático para Baja California, porque su gobierno sería a favor de los ciudadanos y no para el beneficio político”.

Es algo que todos sabemos si no lo botan de manera inmediata el gobernador Bonilla sufrirá las consecuencias, pobre Baja California. ¿No cree usted?

 

Teodoro Lavín León
lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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