Muy poco sabemos de la historia de lo que sucedía en las últimas elecciones del siglo, porque siempre hablamos de los treinta años de Porfirio Díaz en el poder, pero poco de cómo se llevaron a cabo esas elecciones. Manuel Calero fue ministro de Díaz, sin embargo, hace un recuento de las diferentes elecciones refiriéndose a ellas específicamente. Aquí un pequeño resumen de su pensamiento para que podamos comparar con lo que vivimos hoy.
Dice Guizot que los partidos políticos son los elementos necesarios del gobierno libre.
En 1876 quedaron solos en la escena pública los Lerdistas y los Porfiristas; en una elección amañada, aparentemente ganó Lerdo, quien fue borrado de la nación después de Tuxtepec, quedando el Partido Liberal en manos sólo de el General Porfirio Díaz.
Hace el autor un panegírico del General Díaz, donde señala que todo político se opaca ante su figura y llama a que el Partido Liberal se convierta en el liberalismo, dando razones especificas y, sobre todo, expresa su oposición a que regrese el Partido Conservador y a que la Iglesia recupere la posición que antes tenía.
Defiende que a partir del liberalismo se puede concebir a los partidos políticos, ya que éstos son necesarios e indispensables en las naciones democráticas, y señala cómo el único medio para hacer efectivo el gobierno libre es el de la acción de los partidos organizados, ejercitados y disciplinados; así lo señala una cita de Elihu Root, quien define a los partidos políticos como las asociaciones continuadas y voluntarias que tienen por objeto asegurar la adopción  de determinada política, respecto de la cual todos sus miembros se ponen de acuerdo, así como  logran la elección de candidatos que representan dicha política.
Llama Calero a confiar en los pueblos libres y dice: ”Confiemos, ante todo, en la virilidad de nuestra raza, cuyas energías quedaron aquilatadas  en la lucha formidable de hombres y principios, que se inicio con la Revolución de Ayutla y concluyó con el triunfo definitivo de la República. Después de treinta años de paz y desarrollo económico, durante los cuales hemos recibido (…) la primera de las lecciones de civilización: la de obediencia; tenemos derecho a esperar que nuestras energías turbulentas y guerreras se habrán trasformado en energías pacificas, orientadas hacia el orden y la libertad”
Esta corta descripción de la época, nos da idea del pensamiento en ese momento político del país, cuando se tiene a Díaz como el gran estadista, pero se inicia  el pensamiento de sucesión debido a su edad.
Señala y culpa a la débil educación política de los mexicanos por lo que la vida de los primeros partidos fue efímera y el pueblo los destruyó, calificándolos de jacobinos y científicos.
Y culpa a nuestro espíritu ladino casi hipersentenciado de nuestros derechos, combinado con una gran indiferencia respecto a nuestros deberes, “según una atinada reciente observación del Presidente de la República”, dígase Don Porfirio.
Señala que  a ellos les toca en medio de la paz hacer efectiva la libertad política.
Nos muestra que fue en 1860 cuando se decide que en las elecciones de funcionarios federales sólo votan aquellos que sabían leer y escribir, y en 1908 ya se habla de buscar una elección directa, ésta no se da de manera inmediata, sino se busca que se haga por etapas; pero el constituyente discutió acaloradamente el porqué era democrática una elección abierta, ya que los colegios electorales tenían una participación muy pequeña de ciudadanos y a nadie le gusta elegir a quien votará por él.
La discusión se centró en que el elector no debería de votar por un elector que no sabe por quién votara; del otro lado, la discusión se da en la que se señala que deben de votar sólo los cultos, sabios y personas con conocimiento, no todos los ciudadanos, como lo señala el Diario de Debates: Cámara de Diputados tomo dos pag. 772.
Para más adelante comenta sobre el sistema electoral indirecto, haciendo un comparativo con el de los Estados Unidos, argumentando que es impracticable y que pone en peligro la estabilidad  de las instituciones públicas.
Bryce señala que en los EUA la constitución dispone que en cada estado se escoja un numero de electores presidenciales igual al numero de representantes en ambas cámaras, y son éstos los que, después de reunirse, dan sus votos por escrito  para Presidente y Vicepresidente; los votos se envían al Senado, quien públicamente abre los sobres y hace el computo frente a los miembros de ambas cámaras; así, al elegir a los representantes, el pueblo elige al gobernante. Hace en adelante un recuento de las elecciones de la nación norteamericana.
Adelante se condena la elección directa y se determina que sólo puede haber elecciones cuando se aplica el sistema indirecto.
Así transcurrió el comienzo del siglo pasado, de manera incipiente, y controladas las elecciones que ahora son mucho más democráticas. ¿No cree usted?  

Teodoro Lavín León
lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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