Llegamos a quinientos años del gran triunfo de nuestros hermanos mexicas bajo el mando de Cuitláhuac, que derrotaron a los españoles de manera impresionante; eso celebramos los nacidos en América; pero, para entender lo sucedido en la noche del 30 de junio de hace 500 años tendremos que conocer algunos detalles.

El lunes 29, Pablo Moctezuma, el historiador, señaló en conferencia virtual a la que asistimos cómo se vivía y cuál era la estirpe de Moctezuma, el Tlatoani de los mexicas, cuando la llegada de los españoles a la capital mexica, cómo nuestros ancestros fieles a sus costumbres los recibieron y los hospedaron en el palacio real, donde Cortés, traicionando su hospitalidad, encadenó a Moctezuma y a los miembros de su consejo, robándoles todo el oro posible; cuando los anfitriones se dieron cuenta de ello, de inmediato dejaron de mandar comida y tributo a los visitantes que se hallaron sin abastecimiento de comida y vieron que los alimentos se agotaban.
 Esto provocó la furia de Cortés que, maltratando a Moctezuma, le ordenaba que pidiera comida.

Moctezuma le explicó que en el mundo de nuestros ancestros el poder o la dirección del Estado se manejaba de manera dual, lo que no entendían los españoles ya que estaban acostumbrados a una organización diferente, en la que el rey era quien determina cualquier cosa y sus órdenes no se discutían, se cumplían y ya; pero aquí, en Mesoamérica era diferente, el gran poder lo tenía el consejo de ancianos que era el que decidía quién era el Tlatoani dentro de los educados para ello y no era por derecho de sangre que el hijo heredaba el trono, sino que era uno de los que se educaban en el calpulli especal para ello; se escogía al mejor, casi todos eran parientes, pero la herencia no era directa, cosa que los españoles no entendían.
 En su necesidad, Cortés se dio cuenta por las explicaciones de Moctezuma de que sólo uno de los miembros del consejo podría conseguir que se les surtiera de comida, por lo que desencadenó a Cuitláhuac, pensando que él podría traerles de comer, pues ya no tenían víveres.
 Cuitláhuac, conociendo la realidad, por propia mano y como se lo indicó Moctezuma, preparó el ataque en contra de los españoles y los derrotó de manera impresionante; de un ejército de cinco mil que tenían los españoles con tlaxcaltecas y poblanos, quedaron más o menos quinientos en una batalla desgarradora, en la que nuestros ancestros lucharon cuerpo a cuerpo y, a pesar de los caballos, los perros y las armaduras, lograron vencerlos de manera total, por lo que los cronistas españoles dicen que Cortés lloró debajo del ahuehuete al que se dio en llamar El Árbol de la Noche Triste, su derrota fue total y lloraron los conquistadores, mientras el pueblo mexica celebraba la victoria.

En el mundo mesoamericano, cuando tú triunfabas en una batalla no perseguías hasta exterminar a tu oponente, existían honor y reglas, era un triunfo y el que ganaba se sentía orgulloso y el otro se sometía; pero los españoles esperaron a recuperarse para hacer una de las más grandes matanzas de la historia.

Entendamos las circunstancias: Cortés robó los barcos de Cuba y no tenía instrucciones del rey para la conquista, delito que debería de haber pagado con su vida, por eso se dedicó a mandar grandes cantidades de oro al rey y escribió las famosas “Cartas de relación”, las cuales están llenas de mentiras y exageraciones para justificar y ser perdonado por su desliz.

La hazaña de Cuitláhuac es verdaderamente extraordinaria, la que hemos dejado a un lado los mexicanos porque hemos crecido con la historia manejada por los conquistadores; las “Cartas de relación” de Cortés son una gran mentira, que desde luego, los autores hispanos, promovieron alrededor de la conquista.

Es incomprensible por qué los gobiernos de México, como necios, no han realizado su verdadero trabajo con la historia, ya que nosotros somos descendientes de una de las grandes razas del mundo y deberíamos de estar orgullosos de ello, y no ser un pueblo que busca copiar a los extranjeros y discrimina a los verdaderos dueños de estas tierras: los indígenas.

Todos somos indígenas de una u otra manera, y debería ser nuestro mayor orgullo; la civilización mesoamericana es verdaderamente una de las grandes civilizaciones del mundo, pero la caja de idiotas -la televisión- ha aumentado los complejos de los mestizos que todos somos y la pésima educación que nos han dado los regímenes políticos han convertido al indígena en un ser menor, cuando deberíamos darnos cuenta de su gran sabiduría, una sabiduría distinta pero extraordinaria.
 Nada más hay que analizar los vestigios prehispánicos que tenemos en el país, la vida de cada una de las diferentes épocas de la civilización mesoamericana y las diferentes tribus, la maravilla de sus construcciones y de su legado científico, sus observaciones astronómicas, su herbolaria y la corrección del calendario, como la de Xochicalco, que podemos ver a sólo unos kilómetros de nosotros.

Sintamos el orgullo de nuestra raza, de ser indígenas, herederos de una gran civilización de su gran sabiduría; eso nos quitaría muchos complejos.
 Celebremos aquella gran batalla.
 ¿No cree usted?

Por: Teodoro Lavín León / lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

 

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp