1.
Emilio Kuri, en “La Historia al revés” (Revista Nexos 496, abril, 2019) recuerda que en 1923 Antonio Díaz Soto y Gama enlaza a Obregón con Emiliano Zapata: “Obregón es el brazo fatal de la providencia que está realizando maravillosamente los ideales consentidos por... el genio de Zapata” y en “La invención de Zapata”, el profesor de la Universidad de Texas, Samuel Brunck, demuestra que desde 1950, quienes se han encargado de las políticas públicas de nuestra nación, han empleado imágenes y frases zapatistas para darle brillo a sus discursos, muchas veces encontrados.
Desde Miguel Alemán hasta el año pasado, nombrado “2019 Año del Caudillo del Sur Emiliano Zapata” por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a Zapata se le sube a los pedestales y pódiums, con singular alegría.
Por si fuera poco, casi todos los pueblos y ciudades del país cuentan con su calle, plaza, parque, ejido o avenida “Emiliano Zapata”.
La razón es sencilla: la conceptualización que hacía el llamado Caudillo del Sur, de términos como justicia, equidad, valor de las culturas originarias, historia local, propiedad de los recursos naturales y libertad es no sólo lógica, sino ética y sobre todo emocionalmente intensa. Zapata es un héroe muy puro.
2.
En concordancia con la proyección de extraordinarias proporciones que tiene el General en el país y de manera particularmente emotiva en nuestro estado, este sábado se develó una escultura de cuerpo completo, en la glorieta de la zona de hospitales, en el Municipio Emiliano Zapata, cuyo autor es el maestro Agustín Aguilar.
Con este Zapata de pie, vestido de charro, cuyo rostro tapado por el enorme sombrero asumimos mirando hacia arriba, serían 5 las piezas de estatuaria cívica de formato monumental que se convierten en referentes espaciales morelenses. Todas ellas tomadas, como muchas pinturas, dibujos y grabados del General, de las icónicas 8 fotografías para las que posó en estudios de profesionales de la lente.
La primera, de la autoría de los maestros Roberto V. Quiroz y Moisés Quiroz Valdovinos ubicada en Cuautla, hoy en medio del arroyo vehicular, en la Avenida Reforma, estuvo mucho tiempo en el parque que lleva su nombre y fue punto de reunión en innumerables homenajes, debido a que bajo sus pies reposaron los restos del General, antes de ser colocados bajo la pieza de bronce que hoy la gente llama “El ensarapado”, de la autoría del escultor Ernesto Tamaríz.
Por cierto, en el libro digital (esperemos pronto se imprima), sobre iconografía zapatista, publicado por iniciativa de Felipe Ávila, titular del INEHRM y de Edgar Castro Zapata, que se presentó el viernes pasado mediante Youtube del INAH, esta pieza comisionada por el gobernador Carlos Lavín en 1930, aparece varias veces, lo que nos muestra cómo la escultura pública va generando imaginario y culto nacionalista.
3.
Del taller de los maestros Estela Ubando y Carlos Kunte salió la pieza ecuestre, que estuvo muchos años en la entrada de Cuernavaca, en Buenavista, viniendo de la CDMX. Hoy desgraciadamente perdió visibilidad porque la movieron a un lugar en el cual la velocidad del tránsito impide su distinción. Esta pieza es de extraordinaria factura, a pesar de que el cuello del personaje aparece anatómicamente mal representado.
La tercera pieza es la que representa el momento de la entrada a Chinameca, del Maestro Xerxes Díaz Loya, ubicada en el arco de la entrada de la hacienda, hoy Museo del Agrarismo, en Chinameca. Ésta, rodeada por los impactos de bala en la piedra, que dieran muerte al nacido en Anenecuilco, es de extraordinaria factura y por seguir la línea de representación heroica nacida entre los griegos, enaltece las ideas del dinamismo y el dramatismo para el abordaje figurativo. 
La cuarta pieza es el llamado “Zapatita” que movieron hace unos 4 años a una glorieta frente al Seguro Social de Plan de Ayala (bien ubicada porque por ahí entró Zapata a Cuernavaca y el Plan de Ayala fue su ideario). Cuando estuvo en la Plaza de Armas se veía fuera de escala, en un pedestal que le quedaba como el saco a muchos: grande.
4.
Me comenta el cronista Ulises Nájera, que los recursos para esta nueva pieza escultórica los aportó el propio ayuntamiento Emiliano Zapata, pues habiéndose erigido el 19 de diciembre de 1932, no contaba con efigie heroica y que el autor, residente en la colonia Tres de Mayo, ha trabajado otros encargos figurativos para la Sedena. FIN

Por María Helena González / helenagonzalezcultura@gmail.com

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