Ahora que entrará el nuevo gobierno con Andrés Manuel López Obrador, el ciudadano necesita respaldarlo recuperando la mexicanidad que nos ha sido arrebatada por una política neoliberalista que ha servido a intereses económicos nacionales y extranjeros, a quienes se les ha entregado los bienes del País sin que durante cinco sexenios o más se le haya puesto un hasta aquí a las fechorías por las que el ciudadano ha tenido que pagar.
Los intereses económicos internacionales en combinación con los gobiernos mexicanos, han logrado que se vaya destruyendo nuestra historia, han intentado desmembrar la cultura y la economía nacional y en cierta manera lo han logrado.
Los dueños del capital extranjero son los que ahora se quieren seguir adueñando de lo que quedó de nuestro pobre México, pues desde hace treinta años se han encargado de abolir la educación de los estudiantes bajando su nivel de aprendizaje al cambiar los Libros de Texto y no permitir que los jóvenes de primaria y de secundaria, conozcan la historia de México, no se ha fomentado la lectura y la escritura, al destruir la función de tales cuadernos escolares.
Se han perdido las bases del conocimiento que preparan al individuo para sus estudios superiores y el terminar una carrera universitaria sin los fundamentos de las primeras letras y de la posibilidad de conocer la cultura en general, la historia universal y los elementos básicos que le dan sustento al ser humano.
 El plan de estas fuerzas económicas nacionales y extranjeras, comienza con la privatización de todos los bienes de la Nación, la suspensión de la enseñanza en las escuelas, como lo es la asignatura de Civismo, al borrar ese tema de los libros de texto, así como de la historia de nuestro pueblo desde los Aztecas, los Mayas, los Toltecas, de nuestros Héroes, (que ahora ya no existen los Héroes sino que son unos simples personajes) y por supuesto, de nuestros Símbolos Patrios.
Los mexicanos necesitamos recuperar el patriotismo, nuestra riqueza que es el patrimonio de todos los ciudadanos y en general nuestra cultura y la historia que nos antecede, ya que no podemos permitir que acaben destruyendo estos principios, para que les sea más fácil, con la anulación de la mexicanidad, llevarse todo lo que poseemos. El que no se nos permita tener nuestros propios laboratorios químicos y tener una seguridad médica adecuada a nuestras posibilidades económicas.
Por culpa del Tratado de Libre Comercio de 1993, desaparecieron las instituciones que le daban vida al campo y permitían que el País se industrializara, como el caso de los fertilizantes económicos y efectivos para nuestra producción alimentaria que era FERTIMEX además de la CONASUPO que tanto necesitaba el mexicano para subsistir y en general los servicios sociales que los gobiernos quitaron de su agenda y por consiguiente dejaron de aportar al ciudadano.
Ahora con el nuevo tratado comercial, México, Estados Unidos y Canadá, nos limita a usar nuestras medicinas tradicionales, tiene prohibido que se produzca y se vendan medicamentos genéricos, cuyo costo es mucho menor que el de la medicina de patente, por tanto se firmó en dicho tratado, que en lugar de terminarse las patentes en el tiempo pactado anteriormente, que en el caso de los medicamentos era de diez años, ahora han prolongado a 30 años con la cláusula de la “Propiedad Intelectual”.
En cuanto a la privatización de los servicios básicos, se encuentran los bancos que cobran excesivos intereses, que no dan el servicio que el cuentahabiente necesita por parte de esas instituciones. Ahora al pequeño comerciante, a los trabajadores dentro de cualquier espacio, el gobierno los obliga a recibir su sueldo a través de una cuenta bancaria, donde le cobran una fuerte cantidad a quien no tiene un promedio de menos de tres mil pesos por “servicios bancarios”.
¿Cuáles servicios? Ya que quien gana de dos a cuatro salarios mínimos y que apenas le alcanza para la canasta básica, tiene que dejar la mitad de su sueldo en el banco para que no le cobren comisiones. También las tarjetas de crédito que tan profusamente regalan y dan treinta días para pagar lo que compraron, si se atrasa un solo día sin pagar, le cobran hasta el cien por ciento de lo que compró. Y en complicidad con el gobierno de México, han dejado de enviar estados de cuenta a domicilio y ahora todo mundo tiene que saber usar una computadora para enterarse cuánto tiene o gastó durante el mes.
Además de esto, como los bancos les pertenecen a los extranjeros, todas esas cuantiosas ganancias no son reinvertidas en México, sino que se envían libremente a engordar la economía de otros países.
La pobreza de México era minimizada por el ideal de que éramos un País rico gracias al petróleo que se guardaba en suelo mexicano. Se sabía que estábamos respaldados por un poder económico subterráneo que nadie nos podía quitar. Nos sentíamos seguros, pero no contábamos que los gobiernos impuestos desde el exterior nos iban a traicionar vendiendo nuestros energéticos y empobreciendo más a la población.

En cuanto a la recuperación de nuestro sentimiento de amor a la Patria se necesita que el gobierno que está por entrar, del equipo de Andrés Manuel López Obrador y del gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo, impidan que funcionarios corruptos continúen entregando estas propiedades de la Nación.

Que se recupere la identidad del mexicano, que volvamos a rendir honores a nuestros Símbolos Patrios, en las escuelas, con la Banda de Guerra del Ejército Mexicano todos los días en la Plaza de Armas o por lo menos cada lunes; que regresemos a nuestras tradiciones culturales, que recuperemos el campo y lo pongamos a producir los alimentos que el pueblo necesita, que se regulen las minas que pululan por todo el País llevándose las riquezas que no le pertenecen al gobierno, sino a la Nación. Que el pueblo se entere de esos tratados secretos internacionales que firman las autoridades, también el que se le regrese a México su red ferroviaria que destruyó Zedillo, con la promesa de que a la compañía de Estados Unidos: “Union Pacific”, la cual él dirige en aquel País, se le daría la concesión de invertir en nuevas vías por todo el País y nos engañó, como con la privatización de los bancos, el Fobaproa y otras sinvergüenzadas, siguiendo el mismo camino que su antecesor.
Ahora se nos presenta la oportunidad de recuperar nuestra soberanía, nuestra identidad y nuestro patriotismo, respaldando a los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y de Cuauhtémoc Blanco Bravo, a que se regrese el conocimiento a las escuelas, que se sigan respetado a nuestros Héroes, en sus conmemoraciones con sus fechas exactas, no en días anteriores o posteriores sólo para cuidar los bienes de los patrones.
Por otro lado, en la mayoría de las ciudades, la bandera mexicana se coloca a la mitad de la plaza principal, no como en Cuernavaca en que se le tiene arrinconada, expuesta al roce de los árboles que no le permiten ondear y que la rasgan con mucha facilidad. Hay que izarla a diario para que se entienda que estamos en suelo mexicano. De la misma manera que se coloque la Enseña Patria en el Palacio de Gobierno y en todos los edificios oficiales en Cuernavaca y en todas las ciudades del País.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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