-¿Qué pasó con Benito, qué ya no labora con ustedes?, porque aquí traigo la ropa que le prometí desde el sábado pasado, que está buena pero a mi hijo Darío ya no le queda porque engordó –comentó doña Silvia extrañada al volver a meter a la bolsa las dos camisas y unos pantalones.

- Huy, patrona, que le cuento que desde hace tres días Benito está muy enfermo en su casa, pues desde el lunes que lo vimos demacrado apenas pudo trabajar de la calentura tan fuerte que traía, que hasta le hable al jefe para que mandara por él porque se veía muy mal y como no lo encontré, dejé el camión de la basura frente a un lote vacío y uno de los muchachos y yo lo llevamos al hospital en un taxi.

-Pues qué le pasó- preguntó el joven Darío sin siquiera saludar- en que hospital está para ir a verlo; el pobre de Benito se veía muy bien el sábado pasado; hasta le regalé una gorra de los Diablos del México, pues a él también le gusta el beis.

El chofer les contó que estaba bastante grave en su casa con eso del coronavirus y que sus papás se lo llevaron a cuidar porque en ninguno de los dos hospitales del ISSSTE había lugar ni cuartos y todas las camas estaban ocupadas. En la misma ambulancia lo llevaron a su casa, le pusieron una inyección y le dieron una pastilla con la que se quedó dormido.

Me regresé por el camión y ya estaban los de tránsito levantando una infracción por haberlo dejado en la calle. Llegaron los de “Limpia” y castigaron a los dos muchachos que me ayudan y me dejaron trabajando toda la semana sin goce de sueldo. Desde el domingo Benito se infectó con unos algodones cuando estábamos separando la basura, porque si la llevamos toda junta también nos castigan.

“Qué no traen guantes para separarla, porque hoy en día toda la basura está infectada” exclamó doña Silvia y añadió que deberían de darles guantes, botas y varios tapabocas, porque los azules que traen sólo sirven para una puesta y se deben tirar en una bolsa de plástico, pero siempre traen los mismos y ya se están deshaciendo de tantas lavadas.

-No Silvia, ese no es el uniforme esos son pantalones de mezclilla con una banda amarilla que los mismos muchachos le ponen para que parezcan uniformes. 

El chofer del camión comentó que esos eran lo que usaban como uniforme, pero de alguna  manera nos sirven para toda la semana y los lavamos a cada rato hasta que nos den los nuevos que nos prometieron, replicó el chofer. 

A veces hasta encontramos otros mejores entre la basura, pero esos sí, que aunque los lavemos bien nos da miedo usarlos. Y no sabemos lo que son las botas, porque a ninguno de los que trabajamos en el servicio de limpia nos dan botas. Yo ya me acabe tres pares de tenis chinos que me salen baratos, aunque se acaben muy pronto. 

Para separar la basura, antes de llegar al tiradero nos esperan los de la familia y entre todos nos volvemos pepenadores y sacamos periódico, vidrios, latas y cartones que luego vamos a vender a las fábricas de CIVAC. Con eso nos ayudamos un poco, aunque ya le tengo miedo que alguno se vaya a cortar como sucedió con el hijo de un compañero que se infectó y hasta lo tuvieron que operar.

“¿y qué tal les va con las propinas de las casas donde recogen la basura? Ya ves que cuando les pedimos a las vecinas de la colonia que separaran la basura, nos dijeron que además les daban de cinco a diez pesos en cada pasada”. No señora, con trabajos hay dos o tres que nos dan algo una vez por semana, contestó el chofer. Hay una señora que nos da 20 pesos a la semana y las vecinas están enojadas con ella, porque “los están mal acostumbrando”.

-Cuéntele al señor, de que cada quincena que nos pagan lo que nos quita el líder del sindicato, que casi  y les quedamos a deber de lo poco que nos queda. Sin contar que mientras Benito está enfermo, nosotros tenemos que doblar para que no nos descuenten también lo de él.

 “¿Entonces sólo viven del sueldo del Ayuntamiento?”.

-Eso cuando no se les olvida pagarnos o le echan la culpa a la federación de que no les han mandado no sé qué ramo 33, pero de que no faltan los pretextos no hay duda.

“Menos mal que les dieron el uniforme, los tapabocas y los guantes”.

-No señor, si el uniforme nos lo vendieron los bomberos, a quienes tampoco los visten; los guantes que están todos rotos, me los encontré en la basura cuando estábamos pepenando. Nada más mire cuánto le tengo que doblar de cintura, porque el que me lo vendió es talla cuarenta y yo soy treinta y dos. Además nos lo tenemos que quitar para los compañeros que entran al turno nocturno.

“Pero si el municipio informó que cada uniforme habían costado cuatro mil pesos, quinientos pesos los guantes y cuarenta los tapabocas. Y como ustedes son sesenta muchachos en cada turno, pues al ayuntamiento le salió en un dineral y que por eso no alcanzó el dinero para cubrir los sueldos”.

La verdad es que somos 14 menos los 3 compañeros que tienen el virus y están en sus casas esperando que haya lugar en el ISSSTE para que los encamen. Mientras tienen que estar guardados catorce días sin sueldo porque ante las autoridades no se han presentado a trabajar.

Eso es cierto papá, dijo Darío, yo platique con uno de los sindicalizados y me contó que en el País ha habido 383 muertes de trabajadores de limpia y al menos 80 más hospitalizados. El líder de los trabajadores no quiere decir cuántos enfermos están en sus casas por miedo a quedar mal con las autoridades, no lo vayan a dejar sin chamba, sin ISSSTE y sin sindicato.

Los recolectores de la basura, siguió diciendo Darío, le han pedido a los directivos del sindicato que intercedan ante las autoridades a que los consideren como sector prioritario para ser vacunados como al personal médico, pues sin ellos la ciudad se vería llena de basura y las infecciones se presentarían por toda la ciudad y hasta a los fuereños podían afectar. 

Ahora que no hay camas, cuartos ni esas máquinas para dar oxígeno y respirar bien, son gente que más que nunca necesitan del servicio de quienes van a recoger la basura hasta adentro de los hospitales sin mayor defensa que sus plegarias a la virgen para que  no los vayan a infectar.

-Oiga…llévense esta ropa para Benito con nuestros deseos que pronto lo veamos sano y que nos venga a saludar y no se olvide que tendremos mucha basura para que uno de los mejores encargados de limpia como él, la recoja y nos siga visitando como lo ha hecho durante tanto tiempo.

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