En todo el País, casi ninguna ciudad se ha salvado de tener sus calles llenas de baches. La administración federal pasada permitió que los gobiernos estatales y municipales se desatendieran de las calles, del cuidado de las colonias, de la limpieza de sus parques y en general de las obras públicas, ya que la economía del País estaba en manos del presidente de la república y de sus amigos los empresarios extranjeros como Odebrech, Ibedrola, OHL y unos cuantos más.
El gobierno federal pasado, dejó a los ciudadanos y al País lleno de baches económicos, educativos,  culturales, históricos, laborales,  y entre otras cosas lleno de deudas, sin faltar los famosos baches municipales en medio de las calles y de las pocas banquetas que existen en la ciudad.
En Cuernavaca ya no tenemos banquetas, las que cambiaron por peligrosos y horribles tubos todos despintados donde no existe un solo auto que no haya chocado con alguno de ellos, al igual que peatones que no los ven por la poca altura en que están colocados y se dan sus buenos golpes en las piernas. El asunto de dichos tubos es que se encuentran en todas las ciudades de México
Han logrado que todo el País parezca que está bombardeado. Sin embargo esta es una gran oportunidad para que el gobierno municipal de Cuernavaca aproveche una de las promesas del presidente Andrés López Obrador, de arreglar las calles de todo el País. Ya sea por el municipio, el estado o con cargo a la federación.
La propuesta es que si el presidente municipal no tiene dinero, que haga un trato con los dirigentes de las colonias que ya están organizadas en asociaciones civiles o en uniones, logrando que los vecinos de dichas colonias reciban de parte del H. Ayuntamiento, los materiales que se necesitan para pavimentar sus calles o llenar sus baches y que los colonos que pongan la mano de obra, la que no es tan cara, pues quien no pueda hacerlo por su condición física, que contrate a oficiales albañiles a que hagan el espacio que les toca.
Este trabajo ya se logró en tiempos del gobernador Lauro Ortega Martínez, cuando llamó a los dirigentes de las entonces uniones de colonos a que contaran con el dinero para comprar materiales y arreglar sus colonias. Cuando esto no funcionó, el presidente municipal Juan Salgado Brito, les dio los materiales y la maquinaria, mientras que los colonos conseguían la mano de obra.
Así se arregló la calle Jiquilpan de la colonia Lázaro Cárdenas, donde se encontró un apantle subterráneo cuya agua iba directamente a la barranca del Túnel. Se reparó toda la calle y ahora, a pesar de la cantidad de camiones que pasan por ahí durante la feria de Tlaltenango, la calle sigue resistiendo el paso de los automotores sin afectar ni a la carpeta asfáltica ni al apantle.
Después de tantos años, muchas de las colonias ya están organizadas, en especial por la inseguridad en la que toda la ciudad está metida. Ahora no se necesita pavimentarla, sino tapar tantos baches antes de que comiencen las lluvias y con unos cuantos bultos de cemento por colonia, estamos seguros que la ciudadanía va a responder a dicho llamado, el presidente municipal señor Antonio Villalobos puede aprovechar este momento para hacer de esta, una hermosa ciudad, ejemplo de todo México.

FUERA VASOS
DE UNICEL.
La mayoría de la gente ha dejado de usar popotes de plástico, gracias a una campaña que comenzó en las redes sociales, en un programa de investigación de los alumnos del Instituto Tecnológico de Monterrey, sobre el daño que le hace el plástico y sus derivados a todo el planeta. Especialmente el unicel que es un material poliestrireno expandido de plástico espumoso llamado nieve seca o hielo seco. Está hecho a base de materiales no renovables, como el plástico cuya base es el petróleo. Una de las principales preocupaciones del ser humano, es que no es biodegradable.
    El unicel debe estar prohibido en la industria alimenticia en México por muchas razones. Es común ver a un niño llevar un vaso de jugo, a una persona mayor bebiendo un café o un refresco en su recipiente de unicel, para tomarlo en su casa o cuando lleva a sus hijos de paseo. Lo vemos con tanta normalidad que no es usual pensar del daño que este recipiente le hace al planeta. Como los objetos de unicel de las famosas sopas instantáneas que dañan tanto daño hacen a la persona que acaba por ingerir substancias que le causan un sin fin de enfermedades.
El mismo, no sólo se usa como vaso para el café y el refresco, sino para los alimentos como el yogurt, la gelatina, la comida fría que algunas veces calientan en el microondas, soltando toda clase de partículas que envenenan al ser ingeridas, ya sea de puro plástico o con cubierta de aluminio (metal que jamás es eliminado por el organismo, sino que es veneno puro).
Se supone que esos contenedores son para ser usados una sola vez, pero al llegar a casa o terminar de usarlos, la señora los lava y los reúsa para guardar las salsas o la comida que haya quedado para otra ocasión. No importa que se metan al congelador, pues el aire que ya le entró, contiene los microbios del medio ambiente, los que pueden morir con las bajas temperaturas, pero ya descompusieron el alimento original.
¿Cuántas veces no se ha guardado la leche, fruta, refresco, salsa u otros alimentos?
Para los fabricantes de este producto es sumamente atractivo por el bajo costo de los contenedores, los cuales se supone son usados una sola vez y hay que producir más, por lo que ellos están inventando todo tipo de contenedores a base de unicel, al ser desechables y necesariamente reemplazables para el consumidor y para el expendedor de alimentos, así como para el “ahorro” en la limpieza al usarlos y deshacerse de ellos sin tener que lavarlos como sería el caso del cristal, del metal, de la madera, etc.
No obstante a la hora de consumir y deshacerse de ese material, acrecienta el problema de contaminación en el planeta entero, de lo que muy poca gente está consciente del mal que se hace a sí mismo y la contaminación al medio ambiente.
Por otra parte, los vasos, los platos y todos los derivados del Unicel que son tirados a la basura, en la mayoría de las veces se queman en los basureros municipales contaminando el aire con todos esos desechos derivados del petróleo o se tiran al mar, al ver que ese producto no flota y que se va hasta el fondo. En el mar, los peces se atragantan con bolsas de plástico. Y los que sobreviven afectan al ser humano si se llega a comer uno de esos apetitosos, pero peligrosos pescados.
Este material tiene una duración de cientos de años, antes de que se llegue a degradar. Y todavía se pregunta la gente el por qué deben de prohibirse esos contenedores hechos con productos de unicel en la industria alimentaria mexicana. La respuesta es que al ser un producto no biodegradable perjudica la vida del planeta y del ser humano. Además de ser altamente contaminante para el medio ambiente.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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