La tragedia aérea que tuvo lugar el martes en la zona del Everest, en Nepal, dejó cinco ciudadanos mexicanos y un nepalí muertos, y ha vuelto a poner de manifiesto la preocupación sobre la seguridad aérea en el país del Himalaya. A lo largo de las últimas décadas, Nepal ha sido escenario de numerosos accidentes aéreos que han cobrado la vida de cientos de personas. Incluso la Unión Europea ha impuesto sanciones a las aerolíneas nepalíes, vetando su acceso al territorio desde 2013.
Existen diversas causas que se han barajado para explicar la escasa seguridad de las aerolíneas nepalíes. El terreno montañoso y el clima impredecible y difícil de navegar suelen mencionarse como factores recurrentes en estos accidentes. Sin embargo, también se señalan otras razones igualmente importantes, como la antigüedad de la flota de aeronaves, las normativas laxas y la falta de supervisión adecuada.
Aunque aún no se ha determinado la causa exacta de la tragedia más reciente en la que fallecieron los cinco ciudadanos mexicanos, cabe recordar que en enero de este año tuvo lugar otro accidente fatal en Nepal que cobró la vida de 72 personas. Este incidente, que involucró a una aeronave con destino a Pokhara, se convirtió en uno de los accidentes aéreos más mortales y de mayor número de víctimas en la historia reciente del país.
En 1992, el país vivió su accidente aéreo más mortífero, cuando un avión de Pakistan International Airlines se estrelló al aproximarse a Katmandú, cobrando la vida de sus 167 pasajeros. Antes del reciente accidente, las catástrofes aéreas más recientes fueron el accidente de enero de este año y el de la aerolínea nepalí Tara Air en mayo de 2022, que causaron la muerte de 22 personas.
En marzo de 2018, otro accidente aéreo cerca del aeropuerto internacional de Katmandú, protagonizado por un avión de la compañía Bangla Airlines, dejó 51 personas fallecidas y 20 gravemente heridas. Estos trágicos sucesos demuestran la necesidad de abordar de manera urgente los problemas de seguridad aérea en Nepal.