Lo que debía ser un día de descanso familiar terminó en tragedia, luego de que un menor de edad, originario del municipio de Cortazar, Guanajuato, perdiera la vida al ser atacado por cocodrilos en la comunidad costera de Barra de Santa Ana, en el municipio de Lázaro Cárdenas, Michoacán.
De acuerdo con los primeros reportes, el niño —quien era monaguillo y se encontraba de vacaciones con su familia— cayó desde un puente peatonal al manglar, donde fue sorprendido por varios cocodrilos que lo arrastraron violentamente, sin que sus familiares pudieran hacer algo para rescatarlo.
El accidente ocurrió mientras la familia realizaba una caminata por una zona de avistamiento de fauna silvestre. Testigos señalaron que el menor se recargó en la barandilla del puente, la cual no soportó el peso, provocando la caída al agua. En cuestión de segundos, los cocodrilos lo atacaron, causando una escena de horror e impotencia.
El incidente fue reportado de inmediato a los cuerpos de emergencia. Al sitio acudieron elementos de Protección Civil, Policía Municipal y personal de la Fiscalía General del Estado, quienes desplegaron un operativo de búsqueda por los canales del manglar. Hasta la noche del viernes, los restos del menor no habían sido localizados, aunque las labores continúan con el apoyo de equipos especializados.
La Fiscalía abrió una carpeta de investigación para determinar si hubo negligencia en el mantenimiento de la estructura o falta de señalización de riesgo, ya que se trata de una zona conocida por la presencia de cocodrilos, pero frecuentada por turistas.
La noticia ha causado consternación en Cortazar, Guanajuato, donde autoridades y vecinos han expresado su apoyo a la familia afectada. En Michoacán, el caso reavivó el debate sobre la seguridad en destinos naturales, especialmente aquellos que carecen de vigilancia, mantenimiento adecuado y señalización clara.
Autoridades locales exhortaron a los visitantes a extremar precauciones en zonas silvestres, especialmente al transitar por puentes, canales y manglares donde habita fauna peligrosa.
Este lamentable hecho pone nuevamente sobre la mesa la necesidad urgente de revisar las condiciones de infraestructura en zonas turísticas naturales y de reforzar las medidas preventivas para proteger la vida de locales y visitantes, en especial la de los más pequeños.