Hay lugares en Morelos donde el mapa se vuelve caprichoso y la señal del celular y del internet se rinden antes que la gente. Comunidades donde llegar cuesta, donde las oportunidades son escasas y donde, durante años, la lejanía fue sinónimo de olvido. Pero también son esos lugares —paradójicamente— los que más cerca deberían estar del corazón de cualquier gobierno que se diga humanista. ‘Comunidades lejanas pero cerca del corazón’, dijo la Gobernadora Margarita González Saravia. Y no es una frase bonita para el discurso: es una definición política. Porque gobernar no es solo atender donde hay reflectores, sino donde hay brecha, polvo, caminos de terracería y productores que sacan adelante al Estado sin pedir aplausos. Ahí está El Zapote, en el municipio de Puente de Ixtla, una comunidad que durante años cargó con la distancia como castigo, con decirles que la combi solo va una vez q la semana, ¡imagínese! Justo ahí la Gobernadora Margarita González Saravia inauguró 32 kilómetros de caminos de saca cosecha rehabilitados, conectando las comunidades de esa región. No fue un acto de relumbrón; fue infraestructura pensada para que, principalmente, la gente de El Zapote no quede incomunicada. Y como El Zapote y la Tigra en Puente de Ixtla, hay muchos nombres que rara vez aparecen en la conversación pública. Ajuchitlán y Xantiopa, en Tlaquiltenango, son comunidades donde la distancia no es solo geográfica, sino histórica, tanto que por esos lares el Gral. Emiliano Zapata – con ayuda de un cura - transcribió a máquina el Plan de Ayala. Este gobierno ha mandado un mensaje claro: las comunidades más alejadas no son el final del camino, son el punto de partida y donde el centro de la política pública es la justicia social y el compromiso con quienes menos tienen. Amar a Morelos no es solo hacerlo desde la capital. Es hacerlo desde el sur, desde la sierra, desde los caminos que nadie veía pero que todos necesitaban. Al final, la distancia no se mide en kilómetros, sino en voluntad. No está de más decir que esto es a título personal. Fuera de contexto: El año pasado al árbol de navidad del Gobierno del Estado le fue como en feria, literal, pues la gente hizo ver su similitud al de un elote, con eso bastó para que las risas, burlas y memes no han pararan desde esa fecha. También hay que decir que este año la historia es completamente diferente, El arbolote en la Plaza Emiliano Zapata quedó chulo y tuvo un gran gesto al recordar su origen y portar con orgullo un elote como adorno para no dejar morir ese ícono. 6x6: Este fin de semana está programado un último evento con talento de AAA en el Auditorio de la UAEM. Sin embargo circula en redes que la Comisión de Box y Lucha Libre de Cuernavaca se deslindó de la función, argumentando que no se cumplieron los requisitos para avalarla. Tales comunicados no cancelan ni sancionan nada, pero dejan en evidencia que el poder real de las comisiones hoy es más administrativo que operativo. Las comisiones fueron creadas para regular la lucha libre como deporte, pero la lucha libre hace tiempo que dejó de comportarse como tal. Empresas como AAA operan bajo lógicas de espectáculo, con médicos, seguros y estructuras propias, mientras las comisiones locales quedan atrapadas en un modelo que ya no alcanza a cubrir la realidad actual. Ahí va un poco de historia: en 1989 la WWF (hoy WWE) se cansó de responder ante los organismos atléticos de Estados Unidos y, tras un proceso legal, se declaró y reconfiguró como ‘entretenimiento deportivo’, dejando de estar sujeta a cualquier organización reguladora. En México nadie ha hecho ese anuncio ni seguido un procedimiento formal, pero en la práctica la decisión ya está tomada. La lucha libre funciona como industria cultural y negocio, mientras las comisiones hacen malabares para no quedarse fuera del encuadre. ¿No sería hora que se pusieran de acuerdo y comenzaran a trabajar en una ‘Ley General de la Lucha Libre’? No sé, es solo un sueño. Mientras tanto, del otro lado del río, John Cena se retiró de la lucha libre como nadie hubiera imaginado: perdiendo su combate final, pero con una despedida profundamente emotiva. Lección para muchos luchadores en México: no es obligatorio retirarse buscando el exceso de protagonismo. ¡Saludos!

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