El maestro del terror, Stephen King, ha sido nombrado el autor más censurado en las escuelas de Estados Unidos, según un informe reciente de la organización PEN America. Sus libros, conocidos por explorar los rincones más oscuros de la mente humana, se han convertido ahora en el blanco de una nueva clase de miedo: la censura institucional.
De acuerdo con el informe “Banned in the USA”, más de 200 casos de censura registrados durante el año escolar 2024-2025 involucraron obras del escritor de Maine. En estados como Florida, Texas y Utah, las autoridades educativas han retirado títulos emblemáticos como Carrie, It, The Shining y Misery, alegando que contienen “lenguaje inapropiado”, “temas sexuales explícitos” o “violencia extrema”.
En Florida, las cifras son particularmente alarmantes: 23 libros de King fueron retirados de bibliotecas escolares bajo una ley que permite la revisión o eliminación de materiales tras quejas de padres o grupos conservadores. Ante esto, el autor no se quedó callado y publicó en redes:
> “Florida ha prohibido 23 de mis libros. ¿Qué carajo?”
El gesto, tan directo como su narrativa, desató una ola de apoyo de lectores, docentes y asociaciones defensoras de la libertad de expresión.
Censura moderna: entre la moral y el control
La polémica en torno a la censura literaria en Estados Unidos ha crecido en los últimos años. Nuevas leyes en varios estados obligan a retirar libros que contengan referencias a sexualidad, violencia o identidad de género. Sin embargo, los críticos señalan que estas restricciones no solo protegen, sino que también limitan el pensamiento crítico.
El caso de Stephen King ilustra una paradoja: mientras sus historias suelen advertir sobre los peligros del miedo irracional y la represión, hoy son sus propias obras las que son víctimas de ese mismo miedo. Carrie, por ejemplo, ha sido retirada por su retrato de bullying y fanatismo religioso, mientras It y Christine han sido señaladas por su “contenido moralmente perturbador”.
King responde: “Leer no debería dar miedo”
Fiel a su estilo provocador, King ha defendido el derecho a leer incluso aquello que incomoda. En su ensayo “Book-banners: Adventure in Censorship is Stranger Than Fiction”, el autor escribió:
“Cuando alguien te diga que un libro no debería existir, es precisamente el libro que necesitas leer.”
Su postura ha reavivado el debate sobre qué significa realmente proteger a los jóvenes: ¿evitar que enfrenten ideas difíciles o enseñarles a pensar por sí mismos?
Un reflejo del clima social
La censura contra King no ocurre en el vacío. En los últimos años, Estados Unidos ha visto un auge en los intentos de prohibir libros por motivos religiosos, políticos o morales, especialmente aquellos que abordan temas de diversidad o crítica social.
PEN America advierte que estas medidas están generando una “geografía de la lectura”, donde el acceso a ciertos libros depende del lugar en que vivas.
Aun así, muchos profesores y bibliotecarios desafían silenciosamente estas restricciones. En varias ciudades, clubes de lectura y librerías han organizado eventos para leer públicamente los libros censurados, recordando que la literatura no se detiene con un decreto.
