Se ha generado una descalificación colectiva en torno al manejo del video arbitraje que, desde mi personal punto de vista, no está del todo justificada.

Pero como dijo el desvalijador de coches: “vamos por partes”. En la jornada balompédica disputada durante el fin de semana, el VAR se utilizó de manera eficiente en casi todos los partidos.

Así, vimos cómo se terminó dando por bueno el gol de la quiniela anotado por Luis Aristeguieta, que originalmente había sido anulado por apretada posición fuera de juego, para que Monarcas terminara derrotando a los Pumas al son de dos goles por cero. Con el uso de la tecnología se hizo justicia.

En el Querétaro vs. León, se señaló un penal a favor de Gallos en el que se expulsó a Andrés Mosquera al minuto 21, después de revisar el monitor, se dio marcha atrás con la tarjeta roja. Con el uso de la tecnología se hizo justicia.

En el Cruz Azul vs. Puebla, se había anulado el tanto del empate camotero por un apretadísimo y supuesto fuera de lugar de Omar Fernández; sin embargo, gracias al uso de la tecnología se hizo justicia.

¿Quieren más? En el Toluca vs. Puebla Camilo Sanvezzo fue expulsado al minuto 60, cuando originalmente había recibido el cartón preventivo. Con el uso de la tecnología se hizo justicia.

La polémica se volvió protagonista en el Tigres vs. América cuando agonizaba el primer tiempo y la pelota pudo haber pegado en la mano de Bruno Valdez. Para empezar, yo creo que le pegó en la cadera. Admitiendo sin conceder que le haya pegado en la mano, de acuerdo con los cambios en la regla no se puede considerar voluntaria.

La distancia es muy corta, el balón le llega por sorpresa, el balón va a la mano y no la mano al balón, la pelota no le llega directamente a la mano; sino que, viene de un desvió de su propio compañero y la posición que guarda la mano no es antinatural. Además, el silbante en turno Fernando Guerrero, la revisó en el monitor y desde mi óptica se hizo justicia.

Aunque el protocolo que se utilizó en el Veracruz vs. San Luis fue poco aseado y terminó por confundir a propios y extraños, cuando el árbitro no vio la mano del defensor, luego lo llamaron para que la revisara y marcó penal; para que posteriormente le avisaran que habían detectado una mano previa (accidental pero sancionable) del delantero y se cancelara la pena máxima. Se trató de una cadena de errores en que, a pesar de lo confuso, se hizo justicia… utilizando la tecnología.

Eduardo Brizio
ebrizio@hotmail.com

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