Una vez más se hace realidad la famosa frase del cantautor y filósofo de la canción vernácula, don José Alfredo Jiménez, tal cual como si la hubiera pronunciado en términos balompédicos, aplicados a la liguilla del futbol mexicano, haciendo apología de la maldición del súper líder: “No hay que llegar primero; hay que saber llegar”.

Así, los panzas verdes “cayeron de cara al Sol” a pesar del récord de puntos que establecieron, de haber metido la mayor cantidad de tantos y de haber permitido la menor cantidad de pepinillos en su contra (lo que les otorgó, como es lógico, la mejor diferencia de goles) contando en sus filas con el rompe redes del certamen… no pudieron cristalizar sus sueños de ceñirse la corona.

Si bien es cierto que hay un claro y justo vencedor, que merecidamente ganó el título, en mi opinión existe también un evidente perdedor, que no es otro más que nuestro querido deporte… el futbol.

De nueva cuenta se comprueba que “La gran fiesta del balompíe mexicano” está ya muy devaluada. En el olvido han quedad encuentros trepidantes en donde los equipos salían a matar o morir; tanto así que, se afirmaba que “la liguilla se jugaba a goles”, para dar paso a partidos predecibles y aburridos en donde la especulación campea a lo largo de 180 minutos, no existiendo “gol de visitante” que lo evite.

Sin temor a equivocarme, el mejor hombre que pisó el pasado domingo el césped del Camp Nou de León fue el silbante César Arturo Ramos Palazuelos quien realizó un trabajo rayando en la excelencia. Ningún futbolista, incluido Nahuel Guzmán, estuvo siquiera cerca de desempeñar con tanta eficiencia la función para la que fue contratado como el colegiado en turno.

Con personalidad, haciendo un desgaste físico impresionante, lo que le permitió estar siempre cerca de la jugada. Muy concentrado, trabajando en equipo con sus asistentes de línea, haciendo buen uso de los cartones preventivos, aplicando la ley de la ventaja, dándole continuidad al partido, atento en las áreas, cumpliendo con atingencia.

Se cerró con broche de oro una liguilla bastante bien arbitrada ¡Enhorabuena! No creo que pueda existir queja alguna sobre el arbitraje ¿Y la crisis apá? ¿En dónde están los fatalistas que afirmaban que había sido un error designar a Ramos Palazuelos a la final?... si la experiencia mundialista sirve y…  no se compra en la botica de la esquina.

Reglas y reglazos
Eduardo Brizio
ebrizio@hotmail.com

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