El Clásico de Clásicos, celebrado el pasado sábado en el Coloso de Santa Úrsula, fue prolífico para el comentario. Desde el mal momento por el que atraviesa el Rebaño Sagrado, hasta el arbitraje realizado por el “Cantante” Fernando Guerrero, quien al final del encuentro se desdibujó, haciendo un uso desconcertante del VAR en sendas oportunidades.

Aunque, quizá, el tema que acaparó la atención fue la artera agresión propinada por Antonio el “Pollo” Briseño sobre la humanidad de Giovani Dos Santos.

En mi opinión se trató de una entrada artera y mal intencionada, que contó con todas las agravantes para ganarse la expulsión: desentendiéndose del balón, empleando una fuerza desmedida e innecesaria, poniendo en grave riesgo la integridad física de su adversario, con el afán de lesionarlo. ¡Indefendible!

La herida que le produjo a Gio lucía escalofriante; tanto así, que no ha faltado quien la equipare, por su magnitud y trayectoria, a la producida a un matador por una asta de toro.

Lo más cuestionable de todo esto es que la H. Comisión Disciplinaria, al parecer, ha decidido sancionar al agresor, únicamente, con tres partidos de suspensión.

Se dice que la figura de inhabilitar al “culpable”; es decir, que el futbolista que lesionó a su rival no pudiera volver a las canchas hasta que su “compañero” de profesión sanara, ha quedado en el pasado y no existe más en el reglamento de sanciones, razón por la cual todo queda en manos del criterio de la “Santa inquisición” balompédica, el cual suele ser, a mi entender, acomodaticio y convenenciero.

Esta situación contrasta con lo ocurrido, también durante el fin de semana en la NFL, en donde el apoyador de los Raiders de Oakland, Vontaze Burfict, le propinó un tremendo golpe, casco contra casco, a Jack Doyle ala cerrada de los Potros de Indianápolis, siendo expulsado del emparrillado por rudeza innecesaria.

Pero la cosa no paró ahí, la NFL procedió a imponerle un castigo ejemplar al ex jugador de los Bengalies (Brifict) suspendiéndolo por el resto de la temporada, a la que le quedan 12 partidos más los juegos de post temporada.

Así las cosas, mientras que en la NFL imponen un castigo ejemplar con el afán de desalentar la violencia; en la Liga Mx solapan a los agresores con una tibia sanción.

Ya solamente falta que, para terminar con los rijosos, implanten el novedoso y “eficaz” método de decirles… “fúchila, guácala”

 

Eduardo Brizio
ebrizio@hotmail.com

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