Vaya que se le ha estado faltando al respeto, no solamente al equipo de todos; sino, a la afición, convirtiendo en una verdadera pachotada todo lo que rodea al equipo Tricolor.

La Selección Mexicana de Futbol debería de ser tratada “como la niña de los ojos bonitos”; sin embargo, parece que “el cartel de pantalón largo” se ha empeñado en convertirla en una verdadera caricatura.

Desde que tengo uso de memoria, el hecho de ser llamado a integrar la Selección era considerado un verdadero orgullo. Ahora, nuestros valientes soldados de cortos pantalones y largos sueldos se dan el lujo de condicionar sus convocatorias, anteponiendo los intereses personales a los colectivos.

Para acabarla de amolar, los que vienen parece que nos están haciendo el favor. Del mismo modo, se han abaratado los llamados hasta el punto de que, ya cualquiera que haya debutado en el máximo circuito es candidato para integrarla, aunque no tenga mérito alguno ¡Han convocado hasta a la cocinera!.

La contratación del nuevo timonel nacional, también, se ha convertido en un verdadero galimatías ¿Será tan difícil establecer un perfil y buscar a la persona adecuada?, pero los dueños del balón afirman que ya han entrevistado a 25 candidatos, sin que hasta la fecha pueda salir humo blanco de las oficinas de la FMF.

El tristemente célebre interinato del “barrendero” Ricardo Ferreti ha sido un desastre. De los cinco partidos disputados, se han perdido cuatro (contra: Uruguay, Estados Unidos, Chile y Argentina), mientras que se obtuvo una sola y pírrica victoria ante Costa Rica.

¡Qué bueno que no se quedó como DT definitivo!, a pesar de los blasones obtenidos en el balompié mexicano, con todo y su longevidad, a mi nunca me ha gustado su ratonero estilo.

Y me refiero al ‘Tuca’ como “el barrendero”; toda vez que en su momento, olvidando lo ingrata que es la lengua cuando se atreve prometer y a asegurar, juró solemnemente que “prefería ser barrendero a, algún día, dirigir a la Selección Nacional”. No cabe duda de que “cae más rápido un hablador que un cojo”.

El desempeño del equipo ha sido paupérrimo. No se sabe a qué juega. De la entrega y pundonor que deberían mostrar nuestros futbolistas, luego hablamos.

Parece que nada nos han enseñado los años y se sigue incurriendo en los mismos errores: la falta de contundencia frente al arco enemigo y lo vulnerable de la defensiva, especialmente por el centro y a balón parado.

Lo más grave de todo esto es que se desperdiciaron seis valiosos meses que a la larga, es muy probable, le vayan a hacer falta al próximo entrenador para encontrar el once ideal. Se les olvidó que… el tiempo es oro.

Por: Eduardo Brizio

ebrizio@hotmail.com

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