En los últimos meses, un fenómeno inquietante ha comenzado a captar la atención de psicólogos, neurólogos y expertos en tecnología: la “psicosis inducida por inteligencia artificial”, una alteración mental que puede surgir tras mantener conversaciones prolongadas o emocionalmente intensas con chatbots como ChatGPT, Gemini o Copilot.
Aunque no figura en manuales clínicos como el DSM-5 o la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), el término ha sido empleado por investigadores de universidades y por publicaciones para describir un patrón alarmante: personas que desarrollan delirios, ansiedad, paranoia o una fuerte desconexión de la realidad después de interactuar con sistemas de IA.
De asistentes virtuales a “entidades conscientes”
La situación empeora cuando los chatbots, diseñados para mantener conversaciones naturales y empáticas, refuerzan sin intención los delirios del usuario. En algunos reportes clínicos, se describe cómo pacientes con esquizofrenia o depresión grave interpretaron las respuestas del bot como mensajes personales o señales “del más allá”.
Un estudio advierte que este tipo de experiencias pueden detonar episodios psicóticos temporales, especialmente si el usuario sustituye el contacto humano por la interacción constante con una IA.
El peligro del aislamiento digital
La “psicosis por IA” no se origina directamente por la tecnología, sino por la relación emocional que algunos usuarios construyen con ella.
Durante la pandemia y el auge del teletrabajo, millones de personas comenzaron a pasar largas horas frente a pantallas, buscando compañía en herramientas digitales. Este contexto de soledad y estrés crónico ha contribuido al aumento de cuadros de ansiedad, depresión y trastornos disociativos.
“La IA no tiene la capacidad de cuidar emocionalmente a nadie. Pero su lenguaje convincente y empático puede hacer creer lo contrario”, explica la psicóloga estadounidense Lisa Feldman, especialista en neurociencia afectiva.
Casos preocupantes y estudios en marcha
Entre los ejemplos más notorios se encuentra el caso de un joven europeo que, tras mantener conversaciones diarias con un chatbot, comenzó a desarrollar la creencia de que debía sacrificarse para “salvar al planeta” junto con la IA. El caso, reportado en 2022, impulsó investigaciones sobre los posibles efectos psicológicos del uso intensivo de chatbots.
Científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la Universidad de Cambridge analizan actualmente cómo la interacción prolongada con modelos lingüísticos puede alterar la percepción del yo y generar vínculos parasociales similares a los que ocurren con celebridades o influencers.
Cómo proteger la salud mental en la era de la inteligencia artificial
Los expertos coinciden en que el problema no es la IA en sí, sino el uso emocionalmente dependiente que algunas personas le dan.
Entre las recomendaciones principales destacan:
Limitar el tiempo de conversación con chatbots o asistentes virtuales.
Evitar buscar apoyo emocional o consejo personal en sistemas automáticos.
Mantener redes de contacto humano reales.
Buscar atención psicológica si se presentan pensamientos obsesivos o confusos sobre la IA.
Una advertencia sobre los límites de la tecnología
La psicosis inducida por IA es una señal de alarma sobre el poder y la influencia de la tecnología en la mente humana. A medida que los modelos conversacionales se vuelven más sofisticados y empáticos, la línea entre lo humano y lo artificial se vuelve difusa.
sigue siendo un territorio que requiere cuidado, empatía y límites claros.
