La justicia de Bélgica le ordenó al ex rey Alberto II, de 84 años, someterse a una prueba de ADN, una victoria para Delphine Boël que afirma ser hija del monarca, un caso que lleva varios años en disputa, pero frenado por las protecciones legales de las que gozaba la corona

 

 

Boël, una artista plástica de 50 años, asegura que nació del largo idilio entre su madre, la aristócrata Sybille de Sélys Longchamps, y el entonces príncipe heredero Alberto, que siempre ha negado ser su progenitor. El ex soberano está casado desde 1959 con Paola Ruffo di Calabria y es padre del actual rey Felipe.

 

 

La identidad de la supuesta hija ilegítima se convirtió en un tema de debate público después de publicarse en 1999 una biografía de la reina Paola, que alegaba que Alberto había tenido una larga relación extramatrimonial de la cual nació una hija en la década de 1960.

 

 

Cuando la baronesa de Selys Longchamps rompió el silencio, detalló la relación que mantuvo durante años con el rey, asegurando que Alberto II y la reina Paola estuvieron en dos ocasiones al borde del divorcio, en 1969 y 1976, y además difundió fotografías de una joven Delphine junto al entonces monarca. Desde el entorno de Boël, aseguran que Alberto la visitaba con frecuencia.

 

Alberto II reconoció en una entrevista concedida a la cadena de televisión RTL en junio de 2014, apenas unos meses después de que estallara el caso, que su matrimonio con Paola pasó por momentos difíciles, pero nunca ha reconocido la paternidad de Delphine Boël.

 

 

En su juventud, solía veranear por las costas de Francia en eventos de la alta sociedad. No se esforzaba por ocultar su fama de galán, ya que la corona no estaba en sus planes. Sin embargo, la inesperada muerte de su hermano, el rey Baudouin, quien falleció sin tener hijos en 1993, lo llevó a asumir el trono.

 

 

Desde entonces, según relatan los abogados de Boël, Alberto dejó de visitar a la baronesa y a su presunta hija, convirtiendo a la relación en un "secreto de estado".

 

 

Recién en 2013, cuando abdicó en favor de su hijo, Delphine pudo presentar una demanda judicial de reconocimiento de paternidad ante un tribunal de Bruselas.

En un primer momento, en 2017, los tribunales ni siquiera la autorizaron a impugnar la paternidad del industrial Jacques Boël. Pero en un fallo el 25 de octubre, el tribunal de apelación de Bruselas rechazó esa decisión y "ordenó que Alberto II se someta a una prueba de ADN". La nueva medida fue impulsada luego de que la artista demuestre que Jacques Boël, quien legalmente es su padre, no es realmente su progenitor biológico, alimentando las dudas sobre su origen.

 

 

El monarca puede apelar la decisión más reciente o negarse a proporcionar su ADN. "Si Alberto II rechaza someterse al test, esto podría considerarse como un índice muy claro de que él es el padre", apuntó uno de los letrados de la artista plástica belga de 50 años, Marc Uyttendaele. Una nueva audiencia está prevista el próximo 14 de febrero.

Si el examen genético confirma las sospechas, Boël podría reclamar legalmente formar parte de la familia real.

Si bien tendría que llegar a un acuerdo con la monarquía, podría tomar su nombre aristocrático e incluso formaría parte de la cadena de sucesión al trono, en el puesto 16.

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