Los padres que han pasado por esa situación conocen bien la angustia que se produce cuando el médico les comunica que su hijo sufre una cardiopatía congénita. Un diagnóstico que generalmente se produce durante el embarazo o poco después del parto, cuando los padres están especialmente sensibles ante la feliz expectativa de la llegada del hijo. Es natural que sea así, pero la buena noticia es que la mayoría de estos bebés podrá disfrutar de una vida normal o prácticamente normal.
Las cardiopatías congénitas son lesiones anatómicas de alguna de las partes que conforman el corazón, ya sean las cámaras, los tabiques que las separan o las válvulas. Se llaman congénitas porque generalmente están presentes en el momento de nacer, y muchas ya existen cuando el corazón del feto termina de formarse, en torno a la sexta semana de gestación. 
Sin embargo, otras cardiopatías no se manifiestan hasta semanas, meses o incluso años después del parto, aunque su origen sigue siendo congénito.
A partir de ahí, a los padres se les amontonan las preguntas y los temores: ¿se curará? ¿podrá hacer vida normal? ¿hemos hecho algo mal durante el embarazo? Si tenemos otro hijo, ¿le pasará lo mismo?

Más de 50 tipos de cardiopatía 

“Es absolutamente normal que los padres reaccionen con gran preocupación. De hecho, una cardiopatía congénita grave no diagnosticada y tratada es un problema serio de salud que en el caso de los bebés se puede agravar en poco tiempo”, explica la doctora Marta López.
“Afortunadamente -añade la especialista- actualmente son diagnosticadas en su totalidad”.
Según explica la especialista, “existen más de 50 tipos diferentes de cardiopatías congénitas, y no es infrecuente que un mismo niño presente varias de esas lesiones, así que las medidas terapéuticas varían mucho en cada caso. En los más complejos puede ser necesaria la realización de una o varias cirugías a lo largo de tiempo, pero también en la mayoría de estos casos el resultado es satisfactorio”.
Así pues, nacer con una cardiopatía congénita no supone necesariamente un pronóstico de mala calidad de vida. En un alto porcentaje se curará por sí sola, y cuando no, el diagnóstico precoz y los avances terapéuticos y quirúrgicos disponibles hoy día permitirán que la mayoría de estos niños viva su vida sin mayores complicaciones. 

En Morelos

El Hospital del Niño y Adolescente Morelense llegar a realizar hasta 80 cirugías de corazón, que pueden ser congénitas o adquiridas.

Alrededor de siete pacientes son atendidos diariamente por cardiólogos pediatras, quienes aconsejan a la población estar atentos a los siguientes signos de alerta: Cansancio no común para un menor, lento o nulo crecimiento, palpitación muy acelerada del corazón, falta de aire o problemas para respirar, los latidos se escuchan y sienten más de lo normal.
En México se estima que la que la prevalencia es en promedio de 8 por cada 1 000 nacidos vivos,siendo mayor en los países industrializados.

Fuente: EFE /Agencias

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