El gentilicio de Cuernavaca es cuernavacense, sin embargo, los habitantes de la Eterna Primavera son más conocidos como "guayabos".

Y hay algunas anécdotas que nos remontan posiblemente al origen de este nombramiento o "mote".

¿Cómo se le dice a la gente de Cuernavaca?

Cuentan que por allá a mediados del siglo XIX, el párroco de la Iglesia de El Calvario le mandó tallar un santo a un ebanista local, el día de la consagración el pueblo entero se persignó y puso de rodillas, todos menos el ebanista, que se mantuvo de pie, al preguntarle su extraño proceder, éste se rascó la cabeza y dijo: “Es que yo lo conocí siendo guayabo”

¿Por qué a los de Cuernavaca les dicen "guayabos"?

La anécdota permeo en el colectivo y se le empezó a decir guayabo a mucha gente “Ora tu, si yo te conocí siendo guayabo”... el resto es historia.

¿Por qué a los de Cuernavaca les dicen "guayabos"?

Si una característica identifica a Cuernavaca es el sentido etimológico de Cuauhnáhuac: “cerca de la arboleda” o “en el lugar de los árboles muy juntos o apretados”, entre los que sobresalen, precisamente, los guayabos.

Anteriormente, en las calles de Cuernavaca se podía percibir el olor característico de las guayabas que desbordaban su color en calles como fray Bartolomé de las Casas, Las Palmas y hasta Chipitlán, en las que floreaban estos árboles en medio de mangos, aguacates, granados, cafetos, guamúchiles y muchos más.

Retoma fuerza en los 50s

El adjetivo de “guayabo” retomó fuerza cuando en los años 50as y 60as se metía la gente a robarse las guayabas injertadas -que eran cruzas de especies que dan frutos grandes, de mayor sabor y textura que las naturales.

Esto significa que es un apelativo cariñoso o familiar para suplantar un nombre real, como es el caso de “chilango” para los del Distrito Federal, o “choco” para los de Villahermosa, cuando su gentilicio es villahermosino.

La guayaba que predominaba en Cuernavaca es una especie llamada “Poma Rosa”, que tiene su origen en Asia tropical y que es un árbol de grandes flores decorativas.

Su fruto es dulce y perfumado con olor a rosas y puede consumirse en fresco o también como jalea.

Fuente: libro “La Cuernavaca de Ayer”

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