De acuerdo con un estudio cuando estamos estresados, cansados o incluso tristes comemos para sentirnos mejor y no para responder a la necesidad básica de hambre.
Según mencionan el cortisol, la dopamina y la serotonina son las culpables, ya que son las hormonas encargadas de controlar las respuestas del placer, estrés o felicidad que suceden en el cerebro y regulan la forma en que procesamos los carbohidratos; al estar estresados o ansiosos el cortisol se dispara y hace que sientamos la necesidad incrontrolable de comer de más.
L dopamina, de acuerdo con los estudios se puede liberar con sólo pensar en comidas que nos gustan. Por otro lado se encuentra la serotonina que si tiende a bajar, puede llegar a causar depresión. Las comidas como carbohidratos, chocolate y queso aumentan los niveles de esta sustancia.