La dominicana Ana Julia Quezada admitió este martes, en el juicio que se le sigue en España por homicidio, que asesino al niño de ocho años Gabriel Cruz, hijo de su entonces pareja, pero afirmó que lo hizo de forma involuntaria y se ve "inocente".

En su declaración durante el segundo día del juicio que tiene lugar en Almería (sureste), Quezada recalcó entre lágrimas su versión de que el niño estaba jugando con un hacha y, al decirle que tuviera precaución, él le dijo que era "fea", no era su mamá y que se regresara a su país.

"Simplemente le tapé la boca, no quería hacerle daño al niño, quería que se callara", manifestó Quezada, de 45 años, sobre el suceso ocurrido el 27 de febrero de 2018, y que causó una conmoción nacional en España.

El pequeño Gabriel fue rastreado durante doce días de su hogar de Níjar, una zona rural de la provincia de Almería.

Tras una búsqueda que incluyo a miles de persona, la acusada fue arrestada con el cadáver del niño en el maletero de su coche, después de que lo hubiera desenterrado para moverlo de lugar.

Tras ser capturada, confesó ser la autora de la muerte, aunque afirmó que no quiso hacerlo, y en su declaración de hoy sostuvo esa versión.

La acusada aseguró ante el tribunal que utilizó las dos manos para asfixiar al niño, aunque no recuerda si aplico una fuerza "desproporcionada" para callarle, ya que "fueron momentos muy rápidos, estaba muy nerviosa".

"Le tapé la boca y la nariz con la mano, de lo demás no me acuerdo, cuando lo dejé ya no respiraba", agrego.

Aclaro que después tuvo "mucho miedo", se quedó "paralizada" y "no sabía qué hacer", porque "nunca he tenido intención de hacerle daño a Gabriel", por lo que reitero en que se ve "inocente".

En cambio, la acusación confirmo el lunes, durante la primera jornada del juicio, que los exámenes forenses indican que la acusada primero golpeó repetidamente al menor y luego lo asfixió al ver que todavía respiraba.

Quezada, que se encuentra encarcelada de forma preventiva desde su arresto, afronta la posibilidad de ser condenada a la pena de prisión permanente revisable, la máxima condena que contempla la ley española, prevista para asesinatos especialmente arduos.

Un jurado de siete mujeres y dos hombres será el que solucione si cometió un asesinato o un homicidio accidental.

Ana Julia Quezada llegó a España en 1995 y se instaló en Burgos, al norte de España, junto a una hija. Después se casó y tuvo otra niña.

La mayor de ellas murió en 1996 al caer desde una ventana de una vivienda de Burgos, a un patio interior, un caso que concluyo como una muerte accidental. Años más tarde se mudó al sur donde conoció al papá de Gabriel.

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