Los campos y viveros de Morelos se han pintado de naranja y terciopelo; la flor de cempasúchil es icónica en esta época, adornando las ofrendas que colocan las familias para recibir a sus fieles difuntos. 

En Tetela del Monte, al norte de Cuernavaca, las calles se aromatizan e iluminan con decenas de macetas que ofertan productores.  

El señor Norberto Leyva García, viverista, comentó que ofertan la flor tradicional, pero también cuentan con otras variedades llamadas clemole, bonanza y marigol, de estas se desprenden una serie de colores.  

Su nombre proviene del náhuatl ‘Cempohualxochitl’, que significa veinte flores o varias flores. 

En México, en los primeros días del mes de noviembre se colocan para guiar a las almas de los fieles difuntos hacia los altares que montan las familias en sus hogares. Para los mexicas esta flor era símbolo de vida y muerte. 

Por José Azcárate / DDM

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