REELECCIONES.
Hay una delgada línea entre aquellos políticos que buscan la reelección y esos que, después de probar las mieles del poder, buscan perpetuarse en el cargo de manera indefinida.
En ese punto exacto parece estar el salvadoreño Nayib Bukele, quien está siendo tendencia a nivel internacional por la aprobación en su país de la “reelección presidencial indefinida”.
Las críticas no se han hecho esperar porque esto parece ser una dictadura disfrazada, pero el propio Bukele salió a decir ayer que, para nada, esta decisión no significa el fin de la democracia en El Salvador.
La historia nos dice que aquellos mandatarios que se aferran al puesto, terminan siendo conocidos como dictadores. Cierto es que Bukele tiene una alta aceptación entre el pueblo salvadoreño y que muchas de sus políticas, algunas controversiales, han llevado paz a un país que estaba convulsionado por la violencia.
Tiene seguidores que prefieren que sea él quien siga en la presidencia, por supuesto, eso nadie lo puede negar, sin embargo, mantener el mismo proyecto de nación no significa que deba ser la misma persona la que se mantenga en el cargo.
Lo que sí llama la atención son las declaraciones del presidente salvadoreño en el sentido de convertir a su nación en una especie de “monarquía parlamentaria” con reglas como las que imperan en Reino Unido, España y Dinamarca.
Si ese fuera el caso... ¿Pretende que la familia Bukele pase a ser la “monarquía” salvadoreña? ¿Buscará mantener control político moviendo los hilos detrás de una democracia fingida? Veremos.
