LA RAZÓN DE LA TRAGEDIA. Varios días han pasado ya desde que Otis impactó a la costa de Guerrero, donde dejó daños incalculables, sobre todo en el puerto de Acapulco.

La parte más dura, con sobrada razón, es la pérdida de vidas humanas. Más de 40 fallecidos e igual número de desaparecidos es parte del conteo que realizan hasta el momento las autoridades.

La otra parte de la tragedia son las afectaciones materiales, las cuales implicarían la pérdida de miles de fuentes de empleo y hogares familiares.

Es justo sobre este punto que valdría la pena que se pusiera lupa. En redes sociales, algunos videos y fotos mostraban edificios completamente “desnudos”, negocios que quedaron prácticamente en sus cimientos y casas que fueron derribadas por los fuertes vientos.

Es importante tener en cuenta que la fuerza del fenómeno fue brutal, pero sin duda se tiene que replantearse la forma en que se están realizando las construcciones en el puerto, ya que al ser una zona con altas probabilidades de ser afectada por un huracán, no debe permitir que las edificaciones tengan materiales de tan baja calidad que son literalmente “arrancados” de las paredes y techos.

RESPONSABILIDAD. En estos temas también hay que revisar el gasto que cada estado está destinando a Protección Civil y cuánto de esto está siendo aplicado correctamente.

Obviamente cada entidad enfrenta diferentes retos, pero es vital que las dependencias de PC estén preparadas y con recursos suficientes para atender cualquier contingencia.

En Guerrero es evidente que los departamentos de Protección Civil se quedaron muy cortos y están dependiendo mucho de la ayuda externa. Urge revisar el tema.

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