EL INSTITUTO Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac) está convertido en un auténtico barril de pólvora y sus consejeros no sólo lo saben, sino que hasta temen haya explosión.
La jornada de votación está a menos de dos meses, escasos 53 días, y hay mucho trabajo que no está saliendo con el calendario, que si ahora puede no parecer delicado, en próximos días podrá verse agudizado.
De cierto, más de dos-tres de sus filas están a así de poner tierra de por medio y otros ya lo hicieron, porque escasean los recursos materiales y, peor aún los económicos, que no están para alegrarse.
MÁS AÚN, en el Impepac hay desorganización desde lo relativo a la definición de candidaturas, hasta la obligación de informar a los que son directamente interesados y, más aún, al potencial electorado.
La comunicación al interior y hacia el exterior está en grado de terrible y valga ejemplificar que hace unos días fueron difundidas las listas de los candidatos pluri a diputaciones, y horas después las escondieron.
A saber, era para fines del mes pasado cuando debieron definirse las candidaturas; es decir, que el árbitro electoral validara los nombres enviados por los partidos, pero es la hora que el Impepac no da color.
POR CIERTO, otro ejemplo de la falta de certeza en el instituto electoral morelense es la candidatura “indígena” de uno de los hijos del que fuera gobernador de Morelos, Marco Adame, un “cuernavaco” nato.
Resulta que el joven José Armando Adame Alemán, “El Cabe” para los cuates, va como candidato a diputado “pluri” de grupo indígena y vulnerable con la representación del Partido Encuentro Solidario (PES).
El detalle no es si califica o no por ese grupo social que fue postulado y que no sería probable, sino que a saber el Impepac les soltó las que serían las condiciones, y en éstas calificaría. ¿Ahora le van a dar palo?
POR LO anterior y mucho más, retumba el redoble de tambores que antecede al número cumbre de la función, en la que los consejeros del Impepac no deberán ser los actores principales, pero pueden robar la escena.
Por: E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1