HABRÁ ALGÚN ciudadano que en su sano juicio no esté de acuerdo en “que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”… Tal vez sólo los parientes de los sinvergüenzas.
Este es el tema que durante varias semanas-meses ha captado la atención de muchos legisladores, políticos, gobernantes y ciudadanos, en lo que popularmente se ha llamado el juicio a los expresidentes.
EL PLAN de consultar a los ciudadanos sobre la iniciativa del presidente López Obrador, empujado por sus correligionarios y adherentes de otros partidos en el Senado y la Cámara baja, volvió a captar la atención.
Dicen, los que dicen que saben, que esto es la quintaesencia en la ruta de consolidación de la democracia participativa, cuando de ante mano existe el ejercicio por excelencia que son las elecciones cada 3 y 6 años.
Más aún sobre esta parafernalia con atuendo de democracia ¿no había leyes que permiten someter a investigación y juicio a los malos gobernantes? ¿Era necesario crear la Convocatoria de Consulta Popular?
CUANDO EL grueso de los mexicanos tiene como principales temas de ocupación y preocupación la salud, la seguridad y el empleo, los dimes y diretes sobre la traída y llevada consulta popular parece un mal chiste.
Con más de 100 mil muertos en la pandemia de COVID-19, suena muy grosero que se preste tanta atención que en agosto del año próximo el pueblo sea llevado a un ejercicio de opinión sobre aplicación de justicia.
Con más de 24 mil personas asesinadas en lo que va del año, como punta del iceberg que engloba secuestros, extorsiones y robos, otra vez hablar de “consulta popular” más parece estrategia de distracción.
EL TRABAJO de investigación y eventual enjuiciamiento sobre lo que hacen los gobernantes y otros servidores públicos no habría de depender de consultas, sino el natural, rápido y sin trabas ejercicio de la justicia.
Por: E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1