A QUERER O NO, las tecnologías de la información y la comunicación, también conocidas como las “TIC”, ya son otro elemento básico, no en escuelas sino que a la distancia ocupan la atención de alumnos, padres y profes. 

Quién que haya sufrido o disfrutado aquellos libros de texto en papel casi revolución con una mestiza en túnica blanca, con la pica del lábaro patrio en mano, no sentirá nostalgia por esos tiempos que se van. 

Ayer la SEP registraba 1.3 millones de visitas a la página electrónica de la Conaliteg para consultar los benditos libros de texto, que sin bien no han desaparecido, hoy se ven indicios de que tal vez no tengan larga vida. 

SÍ, LA pandemia por el nuevo coronavirus aceleró lo que de suyo hasta venía retrasándose por aquella inveterada costumbre de sacarle la vuelta a toda modernidad, sobre todo en materia de alta tecnología. 

Más en el sector privado que el público de la educación se han dado esfuerzos para acceder de manera seria a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, pero hasta ahora se toman más en serio. 

Tal vez hace no mucho la colaboración de los abuelos en la enseñanza de los estudiantes de nivel básico no sería tan complicada, porque el esquema de aprendizaje de los nietos no tenía muchos cambios ¿pero ahora? 

HOY ES todo un desafío de disposición y recursos acompañar el aprendizaje con la tecnología digital, porque ya no digamos la generación “baby boomer”, sino incluso muchos “X” no la dominan. 

Alias, serán los chicos de la generación “Z” quienes más por su cuenta que por las de sus mayores deberán aprovechar las ventajas de la tecnología para potenciar su etapa académica, hasta lejos de los profes. 

Otro reto es el costo del empleo de las TIC, porque de cierto no están al alcance de todo nivel económico, partiendo del costo de los equipos, sean pc, lap-top, tablet, celular, así como la renta del servicio de internet. 

AL MISMO tiempo de todo lo anterior, hoy la transición hacia el nuevo modelo de educación está resultando tan complejo como casi todo parto, entre sufrimiento y hasta lágrimas, pero ya vendrá la alegría. Ojalá. 

 

Por: E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1

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