COMO HACE cuatro décadas, en tanto no sean resueltas las razones de fondo que motivan el comercio ambulante en Cuernavaca y muchos puntos del país, difícilmente prosperarán las acciones, aun bien intencionadas.
La necesidad, la escasez de empleo, la falta preparación para el trabajo y los salarios bajos, son los principales motores del comercio informal, y ello no se soluciona con la sola reubicación de comerciantes.
Un ejemplo de ello lo cuentan los veteranos de la comarca: hace unas cuatro décadas un grupo de ambulantes fue instalado en el pasaje Degollado, de Cuernavaca; hoy el comercio informal no ha terminado.
DE ACUERDO con el caso sintetizado líneas arriba, los informales fueron vueltos semi-formales y poco después aparecieron más ambulantes ilegales, azuzados por partidos políticos e influentes.
El fenómeno ha sido similar en prestadores del servicio de transporte público que de piratas pasan a tolerados hasta lograr la concesión oficial, al tiempo que aparecen más y más piratas para el mismo ciclo.
El caso de los ambulantes de la acera del Hospital General de Zona No. 1 del IMSS en la avenida Plan de Ayala pinta para el mismo destino, pues fueron reubicados en el “Merendero”, y ya hay más ambulantes.
LA OFERTA de alimentos, golosinas y una variada gama de chucherías en la banqueta de la entrada principal al Hospital de Plan de Ayala no es de generación casual, sino obedece a la demanda que la soporta.
Es decir, la regla básica del comercio obra en contra de las intenciones de que las banquetas sirvan para el expedito tránsito de peatones, para mal en sitios tan delicados como es frente al hospital mencionado.
Quizá un programa de largo plazo y con el trabajo coordinado de los gobiernos estatal y municipal, a través de varias de sus dependencias involucradas en la actividad podría dar algunos resultados parciales, pero...
TAL VEZ por todo lo anteriormente citado es que el añejo problema del ambulantaje no será resuelto al menos a corto plazo, sino que siga en la dinámica cíclica de lo quitan y se pone, sin siquiera poder ser regulado.
Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1