POR LO general parcos en la declaración pública, magistrados y jueces del Poder Judicial de vez en vez dan color, sobre todo cuando van lejos los señalamientos de corrupción, como recién lo hizo una jueza local.
No tardó mucho la juzgadora Erika Juárez Portillo en decir que algunos presuntos maleantes logran la libertad porque agentes de Ministerio Público no hacen bien su chamba, cuando brotó la respuesta de la Fiscalía.
Se dio el hecho poco después de que un adolescente fuera liberado tras ser señalado de matar a su medio hermano con una pistola en la calle Guerrero del centro de Cuernavaca, el 19 de noviembre reciente.
LUEGO DE conocer que una jueza especializada en justicia local para adolescentes cuestionó el trabajo del Ministerio Público, el fiscal Carmona Gándara negó que haya deficiencias al presentar pruebas.
Alias, nadie asume un ápice de responsabilidad en el fenómeno de la “puerta giratoria” en que se convierte, para los presuntos delincuentes, la procuración e impartición de la justicia… y reaparece la impunidad.
El gran problema es que una y otra vez se aborda el problema de forma maniquea, cuando ni los “buenos” son siempre buenos, ni los “malos” son siempre malos, y en ese juego se estanca la justicia.
CREER QUE el trabajo de procuración de justicia es infalible equivale a una inocentada, sobre todo si de antemano se entiende que el MP trabaja con carencias y deficiencias, humanas, técnicas, económicas…
Similar posición sería que en ningún funcionario del Judicial cabe la perversa tentación de sacar provecho material o económico de los mil casos que llevan y que además se trabajan bajo presión de diversos tipos.
Es decir, no abona a la solución del problema el juego de echarse la bolita, sin reconocer la necesidad de que cada institución haga lo que le corresponde para evitar que el infractor quede impune y la víctima sin justicia.
TAL VEZ, para avanzar en este rubro, el Poder Judicial podría dejar atrás la reserva para ventilar asuntos que a la postre son de carácter público, y si el MP no hace bien su chamba, demostrarlo, no solo acusar.
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