TODAVÍA con las brasas encendidas por aquello de la oposición a la termoeléctrica de Huexca, se anuncia una nueva visita del presidente Andrés Manuel López Obrador al Estado de Morelos el próximo 10 de abril.
De hecho, no se ve algún otro factor que pudiera hacer de la visita federal un episodio incómodo, ni siquiera aquello de los supuestos abucheos maquinados a mandatarios estatales en visitas de AMLO.
No se descarta, sin embargo, un nuevo embate de quejas de los opositores a gasoducto, termoeléctrica y acueducto, más de corte político que social, no sólo de Morelos sino también de Puebla y Tlaxcala.
A LOS que sí se acerca la lumbre a los aparejos es a dos-tres personajes de la 53 Legislatura doméstica, con el simple requerimiento de un juzgador para que respondan a señalamientos de peculado, entre otros.
Trienio a trienio suele calificarse a la legislatura saliente como “la peor de Morelos en toda su historia”, y en el caso del grupo de diputados 2015-2018 no fue la excepción, ahora con un detalle extraordinario…
Es improbable el escenario máximo al que llegará este enjuiciamiento a Hortencia Figueroa Peralta y Beatriz Vicera Alatriste, entre otros, pero no hay duda de que desde ya no pasa inadvertido…. ¿y si llega a más?
OTRO caso que aflora y se da parcialmente porque la impunidad es la madre de todos los desmargayates -valga el vulgarismo mexicano- es el hallazgo de malas cuentas de dineros en el sistema de agua de Jiutepec.
Cuenta la leyenda que los desvíos de dineros y “arreglos” de papeles en la más reciente administración de Jiutepec causó un cuantioso daño al erario municipal, y por ahí el actual alcalde Rafael Reyes le anda escarbando.
Habrá de recordarse que allá por 2009 también trascendió de algunos cobros por concepto de agua potable que no pararon en las cuentas del sistema de agua, sino en las de un funcionario aparentemente protegido.
PUES no, no acaba de cuajar el programa de verificación vehicular en cuanto a lo tecnológico, lo cual quizá es razón por la que el número de vehículos verificados es bajo, mientras el Programa de la Megalópolis es un fantasma.
Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1