La palabra Cuernavaca proviene del vocablo Cuauhnahuac, el cual se desprende de los vocablos cuauitl (árbol) y nahuac (junto), obteniendo el significado “JUNTO A LOS ÁRBOLES”; lo cual nos da idea de la belleza que tenían los parajes en donde se conforma nuestra ciudad.

La Ciudad de Cuernavaca que conocemos el día de hoy se conforma a partir de 13 Pueblos Tradicionales o pueblos base, que a continuación se enlistan: Cuernavaca, Tlaltenango, San Antón (San Antonio), San Luis Amatitlán, San Miguel Acapantzingo, San Lorenzo Chamilpa, Chapultepec, Santa María Ahuacatitlán, San Salvador Ocotepec, San Nicolás Ahuatepec, Chipitlán, Tetela del Monte, y Buena Vista del Monte.

De los 13 pueblos tradicionales, solo Buena Vista del Monte no está integrada a la cabecera municipal de Cuernavaca, por lo que continúa siendo una localidad con características rurales. 

El resto de los pueblos integrados a la Ciudad de Cuernavaca, tienen características urbanas y presentan una serie de vestigios construidos que nos permiten constatar su antigüedad, además de ser depositarios de una cultura que construyó un modelo de desarrollo que hoy lo calificarían los expertos en el tema como sustentable.

Los 12 pueblos tradicionales de Cuernavaca fueron pueblos que dominaron en su momento la tecnología hidráulica, la astronomía y la astrología entre otras “ciencias” destacables, además, de seguir patrones ancestrales de varias culturas, prueba de ello es que las trazas urbanas de cada uno de estos pueblos se realizó a partir del cruce de dos ejes rituales, cuyos extremos eran lo que hoy en día conocemos como los puntos cardinales, dando origen a una traza reticular en la mayoría de los casos, salvo el centro de la antigua Cuauhnahuac. 

Desde un inicio en cada pueblo antiguo, se estableció que el orden geométrico de las calles se continuaba a partir de donde se ubicaba el centro ceremonial religioso, provocando regularmente, que el pueblo se dividiera en cuadrantes que hoy día conocemos como sus barrios; estos eran ocupados para actividades habitacionales, artesanales, de comercio, etc. por señalar las actividades más destacables.

Cuando se da la conquista y se da el choque cultural, se dieron acciones de destrucción y devastación total en todos los pueblos o en su caso, el desuso de los inmuebles, la escasa población que permaneció fiel a su pueblo continuo realizando actividades de agricultura, aprovechamiento de productos maderables y a la fabricación de alfarería. Las casas de estos pueblos en un principio eran de materiales naturales en donde se estructuraba con troncos y su techo era de paja, desplantándose sobre el terreno natural sin más trabajos. 

Una vez realizada la conquista por parte de los españoles, se dio paso a la evangelización, en donde frailes, monjes y sacerdotes edificaron los inmuebles para impartir el adoctrinamiento de los nativos de cada pueblo, así se dio inicio a la construcción de algunas cruces de camino, capillas abiertas, ermitas, humilladeros, iglesias y algunos conventos, situación que permitió que los pueblos antiguos de Cuernavaca empezaran a crecer en torno a esas construcciones “sagrados” que los salvaban de todo mal, esto permeo a tal grado en la comunidad que al interior de los terrenos de las iglesias se dieran los “camposantos” o cementerios para que sus muertitos también gozaran de estos privilegios que daba el estar cerca de inmuebles religiosos. 

Los nativos tuvieron la oportunidad de ver y aprender nuevas técnicas de construcción que empleaban los religiosos en la edificación de sus recintos, oportunidad que aprovecharon para construir sus casas con esas nuevas técnicas y procedimientos constructivos, así, las nuevas edificaciones en los pueblos tradicionales de Cuernavaca empezaron a emplear cimientos de mampostería que les permitía aislar sus construcciones de las humedades del suelo, sus muros fueron más duraderos y térmicos al emplear el adobe, y sus techos utilizaron las vigas de madera que les daba el bosque tan cercano a esos pueblos, y los artesanos que se especializaron en la alfarería, realizaban las tejas de barro, siendo muy notorias las habilidades logradas por algunos pueblos en este rubro.

La comunicación vial que se dio entre todos los pueblos tradicionales de Cuernavaca, fue a partir de los caminos de terracería que alguna vez unieron los inmuebles religiosos y que se les daba el calificativo de “caminos reales” que por su importante al poco tiempo algunas “ligas” se empezaron a empedrar para facilitar el paso de carruajes y arrieros, y así evitar encharcamientos y lodazales que dificultaran la comunicación entre las localidades.

Una problemática que han vivido los pueblos tradicionales de Cuernavaca de manera adversa, es el tipo de tenencia de la tierra, que viene desde los tiempos del dominio español, gran parte de los pueblos continua con su lucha para reivindicar y legitimar sus derechos de posesión, aunque ya sea muy poca la superficie de territorio que les queda, ya que en muchos de los casos la venta indiscriminada de terrenos a “pulverizado” ese patrimonio tan importante que los pueblos tradicionales de Cuernavaca poseían. 

Como se puede observar a través de la historia urbana de nuestra ciudad, el centro de Cuernavaca y sus Pueblos Tradicionales crecieron simultáneamente hasta lograr la unión física del territorio que hoy día conocemos como la Ciudad de Cuernavaca. En nuestros días los pueblos tradicionales son “colonias” de la gran ciudad en que se ha convertido Cuernavaca y muchos de ellos han perdido su antiguo esplendor, provocando que en la actualidad sean considerados por algunas autoridades como “áreas de alta marginación o pobreza”, estos pueblos solamente son visitados en tiempos electoreros por algunos candidatos para ofrecer mucho y olvidar los compromisos cuando están en el poder.

Nuestra ciudad de Cuernavaca conformada por 12 pueblos originales, ha crecido más allá de sus fronteras, convirtiéndose a partir de la segunda mitad del siglo XX en el conglomerado urbano más importante del estado de Morelos, llegando a obtener un crecimiento demográfico y urbano de magnitudes impresionantes, propiciando que sus fronteras rebasen los límites municipales y se integren con las zonas urbanas de los municipios vecinos de Jiutepec, Temixco, Emiliano Zapata y Xochitepec, conformando la denominada Zona Metropolitana de Cuernavaca. 

El crecimiento poblacional que se ha presentado a través de los años en nuestra ciudad es muy importante, al pasar de 14,325 habitantes en el VI Censo General de Población y Vivienda de 1940 a 366,321 habitantes en el 2015, lo que nos hace recordar las palabras de José Antonio Aspe en su obra “Cuernavaca: Tres décadas de crónica periodística, 1947-1977, Vol. I, 1999; 111”, inicio de la cita: “Cuernavaca, sin duda alguna, es una de las más bellas ciudades de la República; la vieja Cuauhnahuac que hasta hace algún tiempo era pequeña rodeada de profundas barrancas, adornada por sus magníficos templos y perfumada por sus jardines tradicionales, hoy, esa flor indiferente y sencilla crece de forma exagerada, contando con una población numerosa…” Fin de la cita.

Lo anterior nos lleva a la siguiente conclusión: Es urgente atender y tener en cuenta a todos los pueblos tradicionales de Cuernavaca, en su mayoría, agredidos por bandas de delincuentes, sucios, sin mantenimiento de ninguna especie, “grafiteados”, sin alumbrado público, sin vigilancia, con calles llenas de baches, etc. Si no atendemos a nuestros pueblos tradicionales, devolviéndoles su identidad y antiguo esplendor, estaremos condenados a perder una gran parte de la historia que nos dio identidad, ya que Cuernavaca es producto de las tradiciones de los 12 pueblos que lo vieron nacer.

“Academia Nacional de Arquitectura Capítulo Morelos A.C.”
opinion@diariodemorelos.com

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp