¡VAYA QUE las campañas electorales empiezan a romper con lo que por trienios y sexenios vimos hace mucho! Todo, a causa de una mayor vigilancia del INE, la pandemia, la multitud de partidos políticos… 

De entrada, algunos arrancaron la campaña bordeando las reglas hace varias semanas, mientras que el lunes reciente los disciplinados a la diputación federal, diríase, iniciaron tibios. El día 19 vienen los demás. 

Definitivamente, se antoja que las intermedias 2020-2021 marcarán un parteaguas y potencialmente una pauta para los siguientes procesos, más aún por la emergente presencia de la promoción vía medios digitales. 

EN CUANTO al árbitro electoral, en esta ocasión como nunca que se recuerde se mueve bajo presión abierta del gobierno federal en turno y los simpatizantes del tercer partido en la alternancia a nivel nacional. 

Respecto de la auditoría de mismo INE a partidos y candidatos, es innegable que el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación le son altamente útiles para amonestar y hasta expulsar. 

Es decir, para esta elección hay más probabilidades de detección de errores y violaciones a la normatividad y, por ende, de sanciones a los que saquen ventaja rumbo a la elección y en la celebración de la misma. 

OTRA CARA de la elección es obligada por la pandemia: los aspirantes y candidatos tienen que prescindir de los actos multitudinarios, que en muchos casos son costosos, para privilegiar el uso de impresos y redes. 

No quedan excluidos los encuentros con la población, claro, pero esos son en menor escala y acaso con seleccionados líderes vecinales o de organizaciones sectoriales para amarrar promesas grupales de votos. 

Ya pocos candidatos van a repartir chucherías entre gorras, camisetas, paraguas, bolsas…, y concentrarán su necesidad de verse generosos con el pueblo mediante mensajes a la distancia y vía sus operadores.  

POR CIERTO, todavía faltan 61 días para la jornada comicial, así que no siendo abundantes los recursos, habrá que esperar la recta final para ver que unos aborten la misión y otros echen toda la carne al asador.

Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1

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