Los muros fronterizos además de inefectivos, son costosos en su construcción, mantenimiento y en vidas humanas.

Un ejemplo es el levantado en los años 80 del siglo pasado entre India y Bangladesh. Ese muro, que se suma al que separa a India de Pakistán, fue construido ante la migración que llegaba al norte indio, en particular al estado de Assam, desde Bangladesh y que se había tornado políticamente explosivo.

La migración bangladesí a India derivó de un foco insurgente en Bangladesh. El muro, una de varias medidas tomadas por el gobierno indio, abarcó 70 por ciento de los cuatro mil 97 kilómetros de frontera, casi dos mil 900 kilómetros.

Con 2.43 metros de altura (ocho pies), se le fortaleció con alambre de púas y electrificación en varios tramos a lo largo de la fontera que serpentea por llanos, colinas, campos de cultivo y ríos.

Se trata de un territorio densamente habitado, con cruces lo mismo nuevos que con cientos de años de existencia, apunta Sudha Ramachandran, periodista e investigadora independiente en un artículo para The Diplomat.

El muro impresiona, pero no ha detenido a los migrantes bangladesies que quieren visitar a parientes y amigos en India o buscar su sustento en el otro país.

Traficantes de personas y de drogas junto con pastores de ambos países continuan cruzando de uno a otro lado, muchas veces en conveniencia con los guardias fronterizos de las dos naciones.

Por su parte Reece Jones, profesor del departamento de Geografía de la Universidad de Hawaii, afirma que la mayoría de fronteras en el mundo son demasiado largas y poco vigiladas.

Por ello, las bardas fronterizas muy rara vez detienen la migración, agrega el autor del libro Violent Borders: refugees and the right to move.

Además, la barda tiene varios cruces donde la gente con documentos falsos o corrompiendo a los guardias puede cruzar al otro lado.

Los muros fronterizos pueden cambiar los patrones de movimiento de la gente, pero en sí no los detiene, subraya. Y destaca que en materia de terrorismo, que también se buscaba evitar, la barda entre India y Bangladesh prácticamente no ha tenido impacto.

Un terrorista típico tiene el dinero suficiente para conseguir documentos falsos y hacer los cruces en los puntos permitidos o viajar y entrar al otro país sin problema.

Las bardas de este tipo sí han mostrado efectividad para que pierda la vida gente inocente a manos de los guardias fronterizos.

Human Rights Watch reportó en 2010 que 900 bangladesies fueron asesinados por los guardias indios de fronteras en el periodo que va de 2001 a 2010 cuando intentaban cruzar la frontera.

Muchas de esas 900 personas eran campesinos que cultivaban sus tierras ubicadas en las inmediaciones de la frontera, y otros murieron tras visitar a amigos y familiares.

Jones explica que a pesar de sus riesgos y baja eficiencia, los muros fronterizos son simbolos nacionalistas que representan la idea de exclusión, en el caso de India, de los musulmanes de Bangladesh.

Esos muertos hacen aparecer a los gobiernos fuertes, tomando acciones decididas para proteger a sus ciudadanos de los ilegales y los fuera de la ley.

En su artículo Ramachandran agregaa una vertiente escasamente considerada: el cambio climático.

Para el fin de este siglo se proyecta que una quinta parte del territorio de Bangladesh sea cubierta por el mar debido al crecimiento de su nivel. Las zonas en mayor riesgo son fronterizas con India.

Cuando la gente, sus casas y sus cultivos sean cubiertas por el mar ¿a dónde irán los afectados? se pregunta el investigador.

Desmantelar los muros es más difícil que construirlos, ya que se requiere de voluntad política y cambio en la forma de pensar, apunta por último.

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