CUERNAVACA, MORELOS.- Los canes en casa saben cómo nos sentimos, conocen nuestro estado de ánimo, no se enojan cuando los regañamos o por los errores que podamos llegar a cometer con ellos, jamás hacen distinciones de ningún tipo y sobre todo, ven mucho más allá de lo que nosotros percibimos.
En el marco del Día del Autismo -el pasado 1 de abril-, queremos contarte algunos de los beneficios de tener un animal de compañía en la vida de un niño que vive bajo esta condición y cómo puede cambiarles la vida por completo.
“Los perros destinados para esta noble función, requieren una valoración especial previo a ser perros de terapia; es importante que el perro destinado sea dócil, amistoso y por otro lado tenaz para orientar al niño. A medida que el perro genera confianza frente al niño, gracias a la convivencia diaria, es capaz de enseñarle conductas como cruzar la calle y atender a situaciones que antes no percibía. Para que un perro se encuentre en óptimas condiciones, debe mantenerse fuerte y sano; alimentarlos con productos altos en nutrientes y ricos, los mantendrá alerta para desarrollar sus funciones.
Los beneficios
Tolerancia a la frustración – El perro servirá de apoyo para que los niños no escapen ante una situación incómoda. El autismo puede provocar irritabilidad cuando algo inesperado sucede; gracias a la presencia del animal de compañía se transmite seguridad y menor frustración.
Minimiza comportamientos de evitación – En ocasiones alarmantes los niños con autismo, tienen tendencia a evitarlas, esconderse y no enfrentarse o con frecuencia buscar escapar sin medir riesgos. Sin embargo, cuando el pequeño quiera huir no podrá hacerlo porque el perro estará atado a su cintura, lo que lo obstaculizará y podrá ayudarlo a lidiar con la situación.
Conductas sociales positivas - Los niños autistas suelen tener mayor dificultad para relacionarse de forma tradicional, la presencia de un perro mejora gradualmente su respuesta ante los demás logrando un mayor acercamiento y empatía con quienes le rodean.
Mayor contacto – Mientras los días pasan la convivencia se fortalece y el intercambio entre perro y niño es más frecuente. Se podrá observar mayor tendencia del niño acariciando al perrito o mirándolo directamente.
Menores conductas estereotipadas – En los niños autistas algunos estímulos como el ruido o las luces son complicados de regular por lo que es frecuente verlos recurrir a esteriotipias que regulen esa desintegración sensorial, sin embargo, los perros aportarán significativamente a la reducción de estos comportamientos al ofrecer otra alternativa sensorial que reemplace la conducta repetitiva, beneficiando en muchas ocasiones a los pequeños para tener una vida con mayor control.
Grandes cambios – Un perro de asistencia en la vida de los niños autistas puede mejorar el sueño, disminuir la ansiedad y el estrés. La interacción simple como cepillar al perro o acariciarlo, puede reducir los niveles de cortisol en sangre, por lo que favorecer estos aspectos suele aminorar los comportamientos disruptivos. A medida que la confianza aumenta entre ambos, el entrenamiento del perro puede llegar a enseñarles también cómo cruzar la calle o de qué lado de la banqueta debe permanecer.
Pregunta a tu terapeuta cómo aprovechar de la mejor manera el acompañamiento de un perro de servicio.
Por: Redacción ddm
