Ciudad de México.– La explosión de una pipa de gas LP en el Puente de la Concordia, en la alcaldía Iztapalapa, ha dejado un saldo devastador: al menos 17 personas fallecidas y decenas de heridos con quemaduras graves, muchos de ellos luchando por su vida en hospitales de la capital. El incidente, ocurrido el pasado 10 de septiembre, ha conmocionado a la sociedad mexicana por los testimonios desgarradores de los sobrevivientes, como el de un joven que, al mirarse en un espejo, exclamó: "¡Mejor me hubiera muerto!", al descubrir su rostro completamente desfigurado por las llamas.
El siniestro se produjo cuando una pipa que transportaba más de 49,000 litros de gas LP volcó debido al exceso de velocidad del conductor, provocando una fuga masiva que generó una nube blanca y una explosión que arrasó con vehículos, infraestructura urbana y vidas humanas. Según las autoridades de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, la onda expansiva afectó a 94 personas en total, con 37 aún hospitalizadas, muchas en estado crítico.
El jefe de Gobierno, Martí Batres, confirmó que uno de los últimos fallecidos estaba internado en un hospital del ISSSTE, elevando la cifra de muertos a 17.
Cristina, una comerciante y vecina de la colonia Lomas de Zaragoza, cuyo negocio se encuentra a menos de 100 metros del sitio de la explosión, fue testigo directo del horror. En su relato, describió un estruendo ensordecedor seguido de una fuerte onda expansiva que cubrió su hogar de cenizas y dejó artículos calcinados esparcidos por la zona. "Todo pasó en segundos", narró Cristina, quien ayudó a varios heridos que llegaron a su local envueltos en llamas. Entre ellos, un joven de aproximadamente 30 años con el rostro, la cabeza y las manos prácticamente desprendidos por las quemaduras. Al proporcionarle un espejo para que se viera, el joven reaccionó con desesperación: "¡Mejor me hubiera muerto!".
Junto a su familia, Cristina intentó apagar el fuego en otros dos afectados, cortando sus ropas adheridas a la piel hasta que llegaron los servicios de emergencia.
Los testimonios de otros sobrevivientes pintan un panorama igualmente desgarrador. Kevin Díaz, un joven de 19 años, envió audios a su madre desde el hospital: "Estoy todo quemado", relató entre lágrimas, con quemaduras en el 40% de su cuerpo.
Su madre, visiblemente afectada, compartió el drama de su hijo, quien permanece en atención médica especializada.
Otro caso es el de Jovani, un estudiante de 16 años de la Vocacional 7 del IPN, quien sufrió quemaduras en el 99% de su cuerpo. Su hermana Jaquelin describió el peregrinar familiar en medio de la tragedia, mientras el joven lucha por sobrevivir.
Entre las víctimas fatales se encuentran un menor de edad y Ana Daniela Barragán, una estudiante de la UNAM cuya identificación fue posible gracias a que su celular resistió las llamas y permitió contactar a su familia.
Además, un joven en situación de calle narró cómo su perro lo salvó de las llamas, aunque tres de sus amigos murieron en el incidente.
Otro herido, en un video difundido en redes, mencionó: "Hay gente que se quedó adentro de sus carros, niños", destacando la presencia de familias atrapadas en el caos. La respuesta comunitaria fue inmediata: vecinos sin uniformes ni órdenes oficiales salvaron vidas en los primeros momentos, extinguiendo fuegos y auxiliando a los heridos.
Autoridades de la CDMX y el Estado de México han proporcionado apoyos emergentes, como pagos de 20 mil pesos a personas afectadas, aunque las familias demandan más asistencia para cubrir tratamientos médicos prolongados.
La investigación continúa, con peritajes enfocados en la velocidad excesiva como causa principal, pero también en posibles fallas mecánicas o de mantenimiento de la pipa. Videos capturados por testigos muestran el momento exacto de la explosión, con una bola de fuego iluminando la zona y dejando un "infierno" de lumbre y humo.
