Cuernavaca.– Maya Nazor, originaria de Cuernavaca y sintiéndose "mexicana 100%", compartió recientemente en una entrevista en el podcast de Maurg1 su inspiradora trayectoria de vida, marcada por la independencia temprana y la audaz decisión de seguir su verdadera vocación. Desde muy joven, Maya emprendió un camino de autodescubrimiento que la llevó a dejar su casa y forjar su propio destino.
Un Comienzo Independiente y Trabajador
Maya Nazor revela que se independizó "chiquita" de su hogar en Cuernavaca debido a "asuntos personales" y problemas familiares, sintiendo la necesidad de "abrir [sus] alas y empezar justo a encontrarse y hacer lo que [le] gustaba".
Durante esta etapa, vivió en "cuartos de estudiantes" y se dedicó de lleno al trabajo. Sus primeros empleos incluyeron ser mesera en Café Punta del Cielo y taquillera en un cine, donde cubría "los dos horarios, o sea, desde que abrían hasta que cerraban". Todo esto sucedió en Cuernavaca.
El salto al marketing digital sin estudios formales
Alrededor del año 2016, Maya dio un giro inesperado hacia el mundo corporativo. Mientras trabajaba, escuchó que el jefe de una empresa necesitaba a alguien en redes sociales. Con iniciativa y audacia, Maya se acercó, presentando sus propios canales: ya tenía un canal de YouTube y aproximadamente 30,000 seguidores en Instagram, una cifra considerable para la época. A pesar de no haber completado estudios universitarios, sus redes sociales fueron su "carta de presentación", lo que le valió un puesto en el área de marketing y redes sociales.
Esta oportunidad surgió en una casa productora y de marketing digital con sede en Cuernavaca y Ciudad de México, cuyo nombre ha cambiado debido a "unos problemillas". Maya pasó aproximadamente 3 o 4 años en esta empresa. Sus responsabilidades incluían:
• Manejar "un montón de cuentas de la empresa".
• Crear contenido, incluyendo diseños y copies (textos para publicaciones).
• Subir publicaciones a plataformas como Facebook e Instagram, y videos al canal de YouTube de la empresa.
• Organizar su trabajo en un Excel con los calendarios de publicaciones y diseños.
Inicialmente, trabajaba desde casa (home office) y viajaba a la oficina en camión uno o tres días a la semana, para finalmente trabajar de lunes a viernes en la oficina.
El precio del éxito y la búsqueda de la autenticidad
A pesar de estar en un campo relacionado con sus intereses, la exigencia laboral comenzó a cobrarle factura. Maya describe jornadas de 12 horas diarias, de 8 de la mañana a 8 de la noche, comiendo una sola vez al día. Esta rutina la llevó a una fuerte depresión, haciéndola reflexionar sobre su propósito. Se dio cuenta de que, aunque estaba haciendo algo "relacionado" con lo que le gustaba, "no es lo que me gusta. O sea, necesito dedicarme a lo que me gusta en mí",dijo en la entrevista.
Movida por esta epifanía y con una determinación inquebrantable, Maya tomó la decisión de renunciar a su trabajo corporativo en 2019, justo antes de la pandemia de COVID-19. Su historia es un testimonio de la búsqueda de la autenticidad y la pasión personal, más allá de las expectativas o las comodidades del éxito profesional convencional.
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